Una nota realizada por Diario Los Andes cuenta que son un grupo de amigos que recolectan ayuda para los pueblos del “Impenetrable”. Conmovidos, dicen que allá “el cuento de la inclusión nunca fue contado”.
Necesidades las hay en todos lados, pero en el Chaco impenetrable el cuento de la inclusión nunca fue contado”, reflexiona Edith Corvalan. Ella integra el grupo de vecinos de Tunuyán que viajaron, en la última Pascua, hasta este rincón olvidado del país para llevar a los lugareños un camión repleto de mercaderías, ropas y otros materiales que había reunido el pueblo valletano.
Los que iban por primera vez aseguran que esta “ha sido una de las experiencias más fuertes” de su vida. Quizá eso mismo explique la perseverancia del resto. Sucede que estos tunuyaninos llevan 12 años organizando y llevando a cabo estas cruzadas solidarias en ayuda de las comunidades Wichis, Qom y Toba que viven en la selva chaqueña.
Hubo tiempos en los que hicieron hasta tres viajes anuales y supieron montar en pueblos perdidos del monte campañas sanitarias con equipos médicos, enfermeros y odontólogos locales. También han colaborado con escuelas aisladas de Lavalle y con distintas problemáticas locales.
“Ahora ‘el grupete’ me pide que armemos una movida para llevar nuestro apoyo a los hermanos de Entre Ríos, pero la verdad es que hoy el costo del combustible es nuestro mayor obstáculo. Tenemos que contar con $ 18 mil sólo para transporte”, se lamenta Héctor Manzano, locutor radial e ideólogo de estas iniciativas.
Como ocurre siempre, detrás de estas “locuras” hay una mente inquieta que se anima a soñarlas. Héctor está acostumbrado a recibir reclamos de la comunidad tunuyanina y tratar de solucionarlos en el programa que conduce -desde hace 16 años- en su FM Frontera.
Cuenta que una noche soñó que viajaba a la selva chaqueña para llevar ayuda y al otro día contó su sueño al aire, como acostumbra dada la familiaridad que mantiene con su audiencia. Enseguida empezaron a llover los mensajes de oyentes alentándolo: “Dale, organizá el viaje que entre todos cooperamos”.
Así se armó la primera visita al “Impenetrable”, en esta historia que ha terminado por hermanar a dos pueblos. Al principio, fue más una “aventura improvisada” pero con el tiempo se fueron organizando mejor. Ahora tienen dónde alojarse, conocen los horarios en los que pueden internarse en la selva, articulan con organizaciones locales el transporte para desandar aquellas difíciles y pequeñas huellas, y hasta saben cuándo resignar un día de ayuda porque la lluvia lo ha dispuesto.
Héctor, junto a su hermano Darío, ya son caras conocidas dentro de las comunidades originarias y se han ganado el cariño de algunos líderes de estos grupos, que valoran el aporte que llega desde Tunuyán. Sin embargo, confiesan en que en tantos años no han llegado a conocer bien a las familias de la zona. “Son muy retraídas y van cambiando de sitio. Se van unas y llegan otras”, cuenta el locutor.
Ellos saben que la ayuda “quizá sólo alcance para unos meses”, pero están dispuestos a seguir sosteniendo este “abrazo” en el tiempo. “Obvio que esto es como un cariñito, no alcanza. Se necesitan políticas desde el Estado comprometidas con su realidad. A ellos les han robado sus tierras, las plantaciones de soja los sercan, los alejan de los ríos…”, comenta Edith.
“Con las anécdotas podríamos escribir un libro», dicen estos vecinos, que hasta se han encontrado con muertos en las cabañas y tenido que avisar a la Policía. “Me pasó ver a niños que se asustaban por un globo, mujeres que nos abrazaban y bendecían. Otra nos ofreció de su guiso; tenía poco pero quería compartirlo”, cuenta Edith.
Las campañas se han centrado en tres destinos: el pueblo chaqueño de General San Martín, Santa Victoria Este y la selva (el Impenetrable). Ellos saben que sólo son emisarios, pero que esta ayuda sería imposible sin la generosidad de todos los tunuyaninos que se prenden en las cruzadas, que hasta han sido reconocidas por la Legislatura.
“Tardamos sólo 15 días en llenar el camión”, dice Héctor. Enseguida un productor aporta 480 bolsas de papa, amigos les donan golosinas y alimentos, consiguen kits escolares para cada uno de los alumnos de las escuelas chaqueñas y logran armar una carga cercana a los $ 400 mil.
En estos 12 años, las campañas por el Chaco han involucrado a más de 500 tunuyaninos. “Han viajado desde jueces hasta estudiantes, maestros, doctores, etc. Un año el equipo de odontólogos locales, dirigido por Silvia Petkovic, sacó 487 muelas en 3 días”, relata el locutor. También hay gente de otros departamentos, como General Alvear y Tupungato, que han participado de las movidas solidarias.
“Son experiencias durísimas que no las entendés hasta que no te las chocás así de frente”, comentaba Estefanía Mena en las redes sociales, intentando explicar con palabras lo impactante que han vivido. “Si seguimos mirando para otro costado esto jamás se va a terminar. Nadie los tiene en cuenta. Hay familias enteras sin documentos, y los que los tenían contaban que fueron y se los llevaron con promesas de subsidios y ayuda. Y nunca más se los devolvieron”, completa Edith.