Cerca de 40 mil personas disfrutaron del cierre de la edición 34 del tradicional Festival de la Tonada.
A orillas del río Tunuyán y en una noche cálida y muy agradable se desarrolló la última jornada del Festival Nacional de la Tonada. Numerosos artistas deleitaron a alrededor de 40 mil personas que aplaudieron y se emocionaron, manteniéndose firmes hasta el gran final de Abel Pintos.
La peña, los ranchos de comidas, el paseo de artesanos, entre otras atracciones, y como es costumbre, también convocaron a las miles de personas que no quisieron perderse la última noche festivalera.
Fue una noche amena, amigable, como una gran juntada familiar. Muchos (también como es costumbre) llegaron con su silla, su heladerita, y su mate, para relajarse ante un espectáculo que derrochó talento y entrega, en cada uno de los artistas que se presentaron. La conducción también fue excelente, despegada del acartonamiento tradicional, relajada y amena, aún en los momentos que “había que rellenar” mientras se esperaba el artista siguiente.
La sorpresa de la noche la dio Nacho Silva, el ex Operación Triunfo, que se ganó a los miles de espectadores que reclamaron que volviera al escenario después de los tres temas que duró su show. La gente lo pidió, y cuando los locutores dijeron que “los tiempos no daban”, también la gente se enojó y lo demostró con una fuerte silvatina. Finalmente, el folklorista “diferente” (como él mismo se definió), volvió al escenario, y “a capella”, le regaló una sentida Tonada al público que lo ovacionaba.
El final, esperado por la mayoría, llegó con el gran Abel Pintos, que una vez más se presentó en Tonada, y no defraudó. Sensible, lleno de energía, carismático, enamoró con sus canciones no solo a sus fans, sino a un auditorio que bailó, aplaudió y se quedó hasta el final.
Resumiendo, la última noche del Festival de la Tonada fue, sin dudas, una gran noche.