Se trata del joven de Tunuyán asesinado en el Bajo Luján. El Ministerio de Seguridad analiza el monto tras el pedido del fiscal del caso pero sería de 20 mil pesos.
Miguel Esteban Marini tenía 34 años y fue ejecutado de un tiro en la espalda cuando intentaron sustraerle el auto en el que se movilizaba junto con un amigo por el Bajo Luján, el viernes 13 durante la siesta. La causa, que está en manos del fiscal de Instrucción Hernán Ríos, tuvo un detenido pero es inimputable porque tiene 15 años. Se trata de un partícipe del asalto que fue encontrado manejando el auto de las víctimas.
El autor del disparo está identificado con nombre y apellido desde minutos después del hecho, ya que las cámaras de seguridad urbana lo registraron desde el comienzo hasta el final. A pesar de esto, continúa en la clandestinidad.
Si bien policías le frenaron el paso minutos después del asesinato porque lo vieron como sospechoso, logró zafar aduciendo que venía de jugar al fútbol con amigo.
Pasan los días y la búsqueda policial-judicial del matador no ha cesado, pero no hay resultados. Ante esto, el fiscal Ríos envió un oficio al Ministerio de Seguridad solicitando que se ofrezca recompensa para las personas que puedan aportar datos certeros que lleven a la detención del sujeto (se reserva su identidad para no entorpecer la instrucción). Desde la cartera que lidera Leonardo Comperatore confirmaron el arribo del requerimiento, y, en pocas horas, comunicarán lo resuelto–se cree 20 mil pesos– para ayudar al esclarecimiento del expediente.
De acuerdo con la versión que sostienen los detectives, Marini y su amigo Maximiliano Oviedo (29), ambos oriundos de Tunuyán, arribaron al popular asentamiento de Luján en un Peugeot 207 gris para comprar estupefacientes. Todas sus acciones quedaron registradas por una cámara de seguridad. Oviedo se bajó del rodado, se dirigió a una casa y Marini tomó el volante, manejó unos metros y estacionó el auto lejos de la propiedad. En ese momento pasaron cuatro jóvenes y no pararon de observar al conductor.
El grupo se escondió a unos 20 metros del lugar y comenzó a observar la escena. En un momento, los asaltantes fueron tras el conductor. Uno lo amenazó con un arma de fuego, y Marini bajó del auto. Comenzó una pelea cuerpo a cuerpo con otro de los ladrones pero, al ver que era superado en número, se alejó corriendo del lugar. Mientras corría, el sujeto armado disparó y lo mató.
Llamó la atención que, cuando fue su turno de declarar, Oviedo dijo que no se dio cuenta del asalto y que tampoco escuchó la detonación del arma.
Estuvo cerca
Minutos después del crimen de Miguel Marini llegaron varios policías al Bajo Luján. Policías de la Unidad Motorizada de Acción Rápida (UMAR) detuvieron a un joven que caminaba con el torso desnudo por la zona, con una remera flúor en las manos. No tenía DNI y era uno de los sospechosos. En ese momento, los efectivos recibieron un pedido de ayuda por la radio y dejaron libre el muchacho, quien previamente les dijo que se había sacado la ropa porque venía de jugar al fútbol. Se trataba del autor del crimen, quien ya no tenía el arma de fuego en su poder.
(Fuente: El Sol On Line)