A los 95 años murió Juan Gualberto García, el puestero sancarlino que en 1930, siendo muy niño, encontró y ayudó al piloto francés Henri Guillaumet (amigo del también aviador y autor del célebre libro “El Principito” Antoine Saint Exupèry) quién había caído con su avión cerca de la laguna del Diamante y llevaba siete días perdido en la montaña y a punto de congelarse. Hace unos años, don Gualberto fue condecorado por el gobierno francés por su hazaña.
García siempre manifestó que su deseo era descansar en San Carlos, por eso ayer al mediodía fue sepultado en el cementerio de este departamento del Valle de Uco. Allí fue trasladado desde el barrio La Favorita, Ciudad, donde pasó sus últimos años en una pensión junto a una mujer que lo cuidaba.
En junio de este año, Juan Gualberto cumplió otro de sus anhelos al inaugurar una sala en el museo El Fuerte de San Carlos, donde los visitantes pueden conocer de manera condensada aquella odisea andina. Mapas, documentos, fotografías, diversos elementos y varias condecoraciones que recibió del gobierno francés están expuestos en ese lugar, ubicado frente a la plaza departamental.
En el sepelio estuvieron sus hijos, algunos de sus nietos, la directora de Cultura de San Carlos, Patricia Méndez y la mujer que lo cuidó, quien manifestó que en los últimos años García padecía de problemas respiratorios.
Una historia para el recuerdo
Juan Gualberto García tenía 14 años cuando su madre lo envió con alimentos hasta lo de su padre que estaba «boleando» guanacos en el Cerro Negro, en San Carlos.
De no haber desobedecido las órdenes de sus papás y haber tomado otro sendero, nunca habría dado con el piloto francés Henri Guillaumet. Lo llevaron a su puesto, le dieron de beber caña y leche de cabra y le salvaron la vida.
Este encuentro sucedió el 19 de junio de 1930. Después Guillaumet volvió a su país, luchó en varias guerras convirtiéndose en un héroe nacional. Ya de grande, el puestero mendocino viajó a Francia, donde en 2001 recibió de manos del entonces presidente Jacques Chirac, la máxima condecoración que puede recibir un extranjero por aquel gesto solidario.
El puestero siempre hizo referencia a la confusión que sintió al ver del otro lado del arroyo a ese hombre, vestido de negro y con raros zapatos, que agitaba una bufanda y gritaba palabras que no entendía.
Doña Manuela –su madre- había escuchado por radio que buscaban a unos aviadores que cayeron en la montaña y enseguida ató cabos. Contra su voluntad, porque seguía pensando que era un loco, el pequeño Juan García preparó el caballo y salió con la mujer a buscar a ese extraño sujeto. La anécdota es conocida. En ella se inspiró el entrañable amigo de Guillaumet, Saint Exupéry, para escribir Tierra de hombres y hasta fue llevada al cine por Jean Jacques Annaud.
Actualmente, cientos de turistas de Francia y otras latitudes visitan el Valle de Uco para hacer la ruta que devolvió la vida al famoso piloto.
(Fuente: Diario Los Andes)