Retador y favorito, Daniel Scioli y Mauricio Macri se entrenan para un ring atípico en la historia política: un debate frente a frente, el próximo domingo, que se multiplicará en los canales de aire y en los de noticias de cable, lo que lo proyecta con un rating de Selección de fútbol, arriba de los 50 puntos.
El duelo, que organiza Argentina Debate, pondrá a los candidatos en una posición inusual para un dirigente: además de explicar y decir, deberán preguntarle y repreguntarle a su contrincante. Tendrán la oportunidad de escarbar en los tropiezos y fallos del otro pero, a la vez, quedar expuestos y correr riesgos.
Miguel De Godoy, por Cambiemos, y Carlos Gianella y Juan Courel, por el FpV pactaron y rubricaron, en nombre de los candidatos, los términos y alcalces del cruce que, con dos tandas planificadas, redondeará unos 75 minutos y tendrá, como ejes, cuatro temas: Economía y Desarrollo Humano; Educación; Seguridad y Derechos Humanos; y Fortalecimiento Democrático.
Habrá, por eso, menos participación externa. Hernán Charosky, coordinador de Argentina Debate, hizo una síntesis sencilla y exacta de a lo que apunta el formato: una «charla entre los candidatos» donde, además de exponer sus puntos de vista y propuestas, tengan que escuchar al otro. Sin esa interacción, podría volverse un duelo de casetes, cada candidato con su propio libreto; dimensiones paralelas.
Posturas
En el búnker de Scioli enfocan el debate como un instante «clave» en la suerte electoral del candidato del FpV. El gobernador aparece, en los sondeos, relegado y en condición de retador. Es la paradoja del resultado del 25-O: el ganador lo anotó como una derrota y el segundo, por el resultado inesperado, se recortó como el gran beneficiado. Ahora, Macri es el favorito y Scioli debe, en una cruzada, a disputar cada voto.
«El debate será fundamental porque van a quedar expuestos los dos modelos de país: el de Daniel y el de Macri» arriesgan desde el sciolismo convencidos de que ese entrevero les resultará ventajoso. El macrismo le otorga menos trascendencia electoral al cruce de los candidatos, lo asumen como una instancia «muy importante» pero que no es determinante, por sí sola, para definir una elección en la que aparecen mejor parados.
Más simple: Scioli apuesta a que el debate le sirva para revertir el clima de ventaja que empuja a Macri y el porteño, en su táctica zen, se prepara para un encuentro donde sea su rival el que tenga que arriesgar. En clave futbolera, en el PRO, hablan de que es Scioli el que debe salir a ganar y eso puede exponerlo.
«Nuestra táctica nunca fue agredir. Ni lo será…», dicen, confiados, en el macrimso. «Scioli va a estar tranquilo pero firme», anticipan desde el FpV. Las encuestas, al margen de los números, exponen matices sobre lo que se pone en juego en la elección. Un consultor explora una tesis donde se presentan dos niveles, paralelos pero cruzados: si la discusión es cambio o continuidad, la idea de cambio se impone y Macri sale fortalecido. Pero cuando se propone a los encuestados seleccionar a un candidato, desde lo personal, Scioli y Macri aparecen más parejos. Luego de sablazo del 25 de octubre, el FpV intentó resolver sus tensiones internas y salir, en bloque, a sostener la patriada de retener el Gobierno nacional luego de perder la provincia de Buenos Aires en manos de María Eugenia Vidal.