La muerte de un niño en Tupungato dejó en evidencia la problemática de accidentes viales en zonas rurales

Habitantes de zonas rurales reclaman controles policiales y señalización, ya que muchos alumnos caminan varios kilómetros por las rutas para ir a la escuela.

“Todos los días, cuando los saludamos, les decimos: ¿por dónde tienen que ir caminando? ¿Por el asfalto? ‘No, señorita’, nos responden. ¿Y por dónde? Vayan por la tierrita aunque se les ensucien las zapatillas. Se lo recordamos todos los días”, contó Mirta Orazietti, vicedirectora suplente de la Escuela Nº 1-105 Lindor Castillo, de Tupungato.

La medida adoptada en el distrito La Arboleda es apenas un ejemplo de cómo algunos docentes actúan para paliar los peligros viales a los que se exponen los alumnos de la mayoría de las escuelas de la región, sobre todo de las emplazadas en zonas rurales.

Población shockeada

La reciente muerte de Ramiro Narváez (8), atropellado por una camioneta cuando intentaba cruzar la ruta por la que caminaba  con su madre y sus hermanos hacia la escuela Rudecindo Alvarado, en Agua Amarga, conmocionó a la región y dejó en evidencia una problemática que aqueja a gran parte de la comunidad escolar.

Faltan señalización y medidas de seguridad para que los automovilistas reduzcan la velocidad o tomen precauciones en zonas escolares, las que hay no son respetadas y existe poco personal policial para controlar, al menos, el ingreso o egreso a las escuelas. Además, los abonos para el uso del transporte escolar no están disponibles para todos.

Para contrarrestar esto, en algunos lugares se han instalado lomos de burro o tachuelas plásticas sobre el asfalto. También las autoridades de cada establecimiento buscan alternativas para cortar las rutas o calles con sogas, banderines o conos, en horarios especiales, pero aseguran que los peligros van más allá, sobre todo cuando algunos chicos deben recorrer largos trechos a pie o en bicicleta.

“Veo a diario la imprudencia de los conductores que circulan a alta velocidad y también la de los peatones que caminan sobre la calle. A veces no apreciamos nuestra vida y menos las de los demás, o pensamos que a nosotros no nos va a pasar”, comentó la celadora Silvia Reveco, hablando específicamente de lo que ocurre en la calle Iriarte de Tupungato.

Este panorama se repite y por eso vienen pidiendo medidas de seguridad desde hace tiempo. Tanto es así que hace un año el concejal Paulo González Trigo presentó un proyecto de ordenanza en el concejo tunuyanino para que se colocara la señalización vial básica (los discos pare, cruce de peatones, zona escolar y de discapacitados) y para que se les donara un kit de seguridad con chalecos refractarios y conos. A pesar de haber contado con la firma de todos los directivos locales y de que fuera aprobado,  aún no se puso en práctica.

Pedir control policial para las salidas es otra de las alternativas a las que han recurrido, pero que sólo se cumple en algunos sectores debido a que los uniformados no serían suficientes para coordinar el tránsito en todas las zonas problemáticas. “El momento más conflictivo es entre las 12.30 y las 13, ya que se cometen más infracciones y accidentes y por eso llevamos adelante dispositivos en los microcentros y eventualmente en las escuelas cuyos directivos han denunciado muchas imprudencias de los conductores. Procuramos cubrir algunas, siempre y cuando no haya otros procedimientos, porque no hay efectivos para todas”, comentó el comisario general Atilio Bergamín, además de destacar que en Tunuyán se cuenta con el apoyo de los preventores municipales.

De los lugares más conflictivos  resaltó que son los parajes Los Sauces, Villa Seca, Agua Amarga y, principalmente, todo lo que concierne al Corredor Productivo, donde ocurrió hace dos días el deceso del niño que era oriundo de Cordón del Plata y que, según trascendió, no había obtenido banco en la primaria de ese distrito y que no contaba con abono escolar para usar el transporte hasta su escuela, por lo que debía recorrer a pie un largo tramo.

Fuente: Diario Uno