El 25 de noviembre fue declarado Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer en 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, entendiendo «violencia contra la mujer» como todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado un daño físico, sexual o psicológico ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada.
Cuando se piensa en “días especiales” es importante recordar que no se debe asimilar los aspectos biológicos a los culturales. El sexo alude a las diferencias biológicas entre macho hembra, se trata de características naturales e inmodificables.
El género remite a rasgos y funciones psicológicas y socio culturales que se atribuyen a cada sexo, son modificables.
Las relaciones de poder que producen desigualdad y a través de las cuales las mujeres quedamos en inferioridad de condiciones son las que generan violencia de género.
Desigualdad-discriminación-violencia forman parte de un circuito que invisibiliza los violentamientos que padecen miles de mujeres cuando por ejemplo no tienen igual salario que el varón en el mismo cargo o no pueden acceder a un cargo gerencial o se las muestra vendiendo productos como si fueran un producto más, etc.
Asociar violencia con golpe físico o violación reduce la idea de violencia y no permite reflexionar acerca de ella
En la década del 80 el tema comenzó a estudiarse.
Fue posible porque algunas mujeres se atrevieron a denunciar violencias que soportaban por parte de sus parejas y porque los movimientos políticos y sociales de mujeres avalaron internacionalmente dichas denuncias.
Hasta ese momento las diversas formas de violencia contra las mujeres y los niños se escondían en la intimidad del grupo familiar, cualquiera fuese la condición social de víctimas y victimarios.
La novedad actual reside en haber logrado que estas violencias se reconozcan como un problema de índole pública, superando el secreto con que la domesticidad garantizaba su persistencia y la impunidad de los agresores.
Un nivel de análisis reside en lo que se conoce como el “empoderamiento” de las mujeres, o sea su notorio aumento de representatividad social y de presencia en la vida pública. Otro nivel de análisis es el de la victimización de innumerables mujeres.
Cuando se trata de violencias físicas las estimaciones estadísticas se inclinan notoriamente en la descripción de las víctimas cuyo nombre técnico es mujer golpeada, violada, acosada, asesinada, por varones, cuya presencia en comisarías, juzgados, hospitales, vecindarios, instituciones donde se las asesora y protege debe nombrarse como urgencia social.
Las violencias contra las mujeres —que no se limitan a ataques físicos—constituyen un problema grave cuya exposición pública excede los rigores académicos y forma parte de las exigencias políticas que los gobiernos no pueden eludir.
En este sentido, en la Argentina se sancionó en 2009, la Ley 26.485 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
(Fuente: Télam /Por Hebe Bancalari)