Por Alejandrina Zotelo
Históricamente la clase dirigente ha desprestigiado y desoído tanto a los pueblos originarios como a los pequeños productores ante políticas que aportaron en la acumulación del capital en grupos reducidos y que contribuyeron en la apropiación de sus tierras. Sin embargo actualmente a partir de un proceso que se expande en toda Latinoamérica, comienza a surgir gradualmente una valoración por los sectores más populares donde diferentes organizaciones sociales se hacen partícipes de una construcción democrática de inclusión e igualdad. En este marco, Claudia Herrera, autoridad de la comunidad Huarpe Guaytamari ubicada en Uspallata y una de las fundadoras del Foro de la Agricultura Familiar, reflexiona mediante su testimonio de lucha sobre la necesidad de reivindicar el modelo productivo radical encarnado por los agricultores familiares y fundamentalmente sobre la importancia de resguardar nuestra cultura identitaria y el arraigo local.
Durante una capacitación en estructura agraria donde representantes de la Subsecretaría de Agricultura Familiar y el Foro de Organizaciones de la Agricultura Familiar manifestaron la importancia de resignificar la labor de los trabajadores de este modelo productivo considerando que garantiza la diversidad y la soberanía alimentaria, hace uso sustentable de los recursos naturales, valora el patrimonio cultural, genera empleo y arraigo local; nos encontramos con Claudia Herrera quien durante años ha representado el más admirable ejemplo de lucha por la igualdad y la cultura latinoamericana.
En un puesto ubicado en el departamento de Lavalle, mientras el sol impera e ilumina fervientemente los campos mendocinos, la representante de Guaytamari rememora los inicios del Foro de la Agricultura Familiar. Así expresa que el mismo parte de la congregación de diferentes organizaciones que en el año 2004, en una reunión en Buenos Aires, enuncian la necesidad de que el sector comience a ajustarse, a aunar fuerzas ya que llevaban años de políticas que lo único que hacían era excluirlos, sacarlos de las zonas rurales produciendo así mucho dolor y desarraigo. “Estas políticas nos expulsaron a las ciudades a engordar los cinturones de pobreza de las mismas”, asegura.
Entre pequeñas brisas de aire que invaden el “Puesto Díaz”, con su mirada cargada de batallas, con su vestimenta que embandera a nuestras comunidades originarias, Claudia con suspiros de padecimiento recuerda épocas dominadas por gobiernos represores donde al que pensaba distinto se lo excluía o se lo desaparecía. “(…) Las ligas agrarias, los jóvenes que lucharon por los derechos de los agricultores, de las familias o de la cultura rural, fueron desaparecidos por pensar distinto” comenta Claudia.
Asimismo la referente Huarpe resalta que la falta de posibilidades de educación, de vivienda y de salud han sido grandes fallas de aquellas dirigencias que lo único que lograron fue aportar en la acumulación de las riquezas en algunos pocos y en la apropiación de las tierras tanto de pueblos originarios como de pequeños productores.
Su testimonio continua y en ese instante en el que parece retroceder en el tiempo, eleva su postura con un gran sentimiento de orgullo, realza su tono y destaca que hoy presentan una gran oportunidad histórica para hacer escuchar su voz, esa voz que desea llegue a la sociedad entera: “Nuestra voz viene de la propia realidad, una realidad histórica de exclusión, de empobrecimiento. Pero nosotros no somos pobres, nosotros somos muy ricos. Tenemos una cultura de valores, de respeto, de solidaridad, de mantener alimentos diversos, nosotros defendemos la diversidad de las producciones regionales, por lo tanto defendemos el sostenimiento de los pueblos”.
Ella mira y con su ser comprometido comunica que es esencial decirles a las personas que viven en las ciudades que muchos de los alimentos que consumen ya no son el tipo de alimentos que ellos adquirían debido a que se produjo un gran impacto a partir de las tecnologías de avanzada que ciertos gobiernos imperiosos implantaron obligando a utilizar veneno para que las plantas crezcan con mejor apariencia y a emplear semillas transgénicas.
Es por esto y tantos factores más que Claudia Herrera revela que hoy están asistiendo a una posibilidad trascendental que se traduce en poder amparar, sobre todo en el caso de los pueblos originarios y de los agricultores familiares, a aquellos estilos de producción que eran pilares fundamentales en las vidas de sus padres y abuelos.
Son estas las causas por las que la referente de nuestra cultura, de nuestras raíces, de nuestra identidad, reflexiona al reafirmar que hoy es el momento de pedirle a toda la población que le digamos no a todo aquello que nos sigue impulsando como si sólo fuéramos objetos de consumo. Son estos los motivos por los que Claudia reclama que meditemos, consideremos que están y estamos de pie en una sociedad donde cada uno desde el rol que cumple puede transformar aquella vida de exclusión, en una realidad digna para todos.
Peñe comague: saludo de la comunidad huarpe