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Editorial de la semana: la Democracia también se hace en las formas y las instituciones

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las mentiras de la democraciaLa Democracia es un hecho de la vida del país que se consuma día a día: desde el ‘83 a la fecha hemos avanzados sustantivamente en cuanto a conciencia y participación, y a su vez los partidos políticos y sus actores se han ido modificando en función de los tiempos que corren. Debo decir que, pese a cierta abulia propagada en  medios de comunicación, la participación ciudadana ha ido en aumento en porcentaje de votantes, disminuyendo además, en forma significativa la cantidad de votos en blanco y nulos: lejos ha quedado ese 2001, donde para manifestar la bronca hacia los sectores políticos, en los sobres la gente metía salames, boletas rotas, y hasta papeles “sucios”. Yo creo que podemos afirmar que la Democracia se ha mejorado, se ha perfeccionado y, sobre todo, la ciudadanía se ha decidido a hacerse cargo.

Sin embargo el resultado arrojado en las últimas elecciones ha puesto sobre el tapete ciertas falencias que son propias de un sistema que necesariamente debe mejorar. No pretendo hablar de los resultados obtenidos durante el último domingo en el departamento de San Carlos, como tampoco el resultado de las PASO provinciales, pero si es necesario reflexionar sobre las formas y las normas que deben necesariamente revisarse.

En primer lugar, creo que es necesario discutir la situación puntual de los extranjeros y su condición frente a las elecciones. Como muchos sabrán, las circunstancias no son las más cómodas: en primer lugar son los Estados municipales los encargados de confeccionar los Padrones de Extranjería, y en segundo lugar son éstos mismos los encargados de entregar las libretas que autorizan a participar, libretas que por cierto carecen de todo tipo certificación legal, más que la firma del secretario de Gobierno de la Comuna municipal. Para votar no hace falta el Documento de Extranjería (DE), es más, si un extranjero se acerca a votar con el DE y no lleva su Libreta municipal, no puede hacerlo, cosa contraria si se acerca solo con la Libreta expedida por la Comuna municipal. En ese marco, no son pocos quienes afirman que esta situación “legal” abre la puerta a un indiscriminado clientelismo, que puede incluir “aprietes” y la prebenda electoral, vulnerando principalmente los derechos de los extranjeros. Sin duda alguna que estos hechos nos ponen ante la necesidad de legislar nuevas normas en relación a la situación de los extranjeros, lo que seguramente no será un trabajo fácil.

El segundo punto que me parece acertado discutir es el tema de las colectoras, y algunas de las consecuencias que quedaron evidenciadas en los últimos comicios. En Guaymallén, por ejemplo, más de 9500 voluntades fueron anuladas directamente a partir del caos que provocaron la cantidad de listas y las irregularidades prácticamente insalvables en semejante zafarrancho. En San Carlos, durante las elecciones generales, las mayores tensiones se produjeron entre los partidarios de un mismo candidato a intendente (difonsistas), que rompieron y robaron las boletas de los otros candidatos a concejales. Esta situación pone a la vista, no solo lo especulativo de algunos dirigentes que buscan sumar sin importar la verdadera construcción, sino la falta de un dispositivo institucional que ponga freno a una situación que no suma en lo democrático sino que, además de complicarlo, desvirtúa el sentido “primario” de las elecciones.

Lo real y lo palpable, es que a la Democracia mendocina todavía le falta dar algunos pasos. Y a quienes tienen responsabilidades en cuanto a generar los mecanismos formales e institucionales que transparenten los actos eleccionarios (llámese Junta Electoral o Poder Político), les está faltando compromiso y voluntad para llevar a cabo un sistema lo suficientemente eficaz y transparente, en el cual la voluntad del electorado no quede entrampada.

 Por el profesor de Historia, Rodrigo Hinojosa