De esta manera aborda la temática nuestro columnista Rodrigo Hinojosa, en una nota de opinión que escribió y fue publicada por el diario provincial MDZonline. «La educación requiere de una visión amplia que entienda el carácter histórico de ésta, como los fenómenos culturales que la atravesaron y que hoy continúan haciéndolo» dice.
La educación es un proceso complejo, dinámico, atravesado por múltiples factores, su comprensión requiere, necesariamente, una visión amplia, que entienda el carácter histórico de esta, como de los fenómenos culturales que la atravesaron y que hoy continúan haciéndolo. No podemos entablar una discusión en torno a esta a partir simplemente de la opinión de algunos referentes del sistema, no porque no sean valiosos sus aportes, sino porque dan una mirada parcial del problema, mirada que por cierto es atravesada por cuestiones de índole político partidaria, como también de una mirada inacabada de la educación.
En primer lugar hay que entender el fenómeno educativo como ese proceso histórico complejo, diría, no porque sea un descubrimiento mío, que hoy tenemos un sistema educativo conformado por una estructura escolar diseñada en el siglo XIX, con docentes formados bajo patrones del siglo XX y estudiantes del siglo XXI. Esa asimetría, sugiere que la educación está necesariamente imbuida de una contradicción de fondo, la coexistencia de estos elementos asimétricos, nos pone frente a un desafío que necesariamente debe de ser abordado desde su complejidad. Sin duda, que el avance imperioso de las tecnologías, nos pone a los docentes frente a una complejidad aun mayor, los últimos diez años han dado el comienzo a una era de características impensadas en términos tecnológicos, y es este fenómeno el que hoy nos encuentra en un desafío, correrse del lugar preestablecido por la educación.
Sin lugar a duda el estado en los últimos diez años ha promovido un cambio de 360 grados en su relación con el sistema educativo, la derogación de la ley Federal de Educación y su remplazo por la Ley de Educación Nacional 26206 y su Ley de financiamiento Educativo, han dado como resultado que hoy las escuelas estén sustancialmente mejor que en décadas pasadas, esto no sugiere que no se deba continuar avanzando ni que no existan falencias, pero si es pertinente destacar el cambio de época en cuanto a como el estado pretende hacerse cargo de la educación desde todo punto de vista. Y es precisamente en ese “hacerse cargo” que nos encontramos hoy frente a determinadas complejidades.
La aparición de las neetbook en el seno del sistema educativo, como forma de acortar la brecha digital y promover igualdad de oportunidades a todos los estudiantes, representa sin duda uno de los mayores avances en el campo de la educación, no solo por el soporte digital que sugiere una mejora en la calidad, sino también porque pone en el ceno de la discusión el rol que debemos jugar los docentes y bajo que parámetros de carácter pedagógico nos movemos. Si la pretensión es saber mas que nuestros estudiantes en cuanto al dominio de la tecnología para así poder brindar esos conocimientos, estamos cuando menos equivocados, lo cierto que las competencias que estos “nativos digitales” (por dar alguna adjetivación), poseen son ampliamente superiores que las que, dentro de nuestras posibilidades, podamos adquirir vía capacitaciones, es en este sentido que las existentes instancias de formación que brinda el estado, serán siempre insuficientes. Esta afirmación no sugiere que sean incompletas las capacitaciones y mucho menos que no existan, la formación docente, vía INFOD, ha sido uno de los pilares del cambio acontecido en los últimos años en materia educativa. Sin embargo es preciso entender que los roles deben modificarse, debemos abandonar ese lugar de poder preestablecido para el docente en donde el conocimiento de determinadas cosas nos daba. Hoy es necesario saber que es posible que el estudiante domine de mejor forma algunos aspectos dentro del aula, esto sugiere que el proceso de enseñanza aprendizaje ha pasado a ser un proceso de mutuo intercambio, donde los conocimientos se comparten. Y es ahí donde radica el desafío central de la educación en nuestros días, corrernos y aceptar el nuevo rol que nos tiene asignado este cambio de época.
Cuando sugerimos que el sistema posee falencias, y para esto deambulamos en las opiniones y experiencias parcializadas de fallas del mismo, en realidad no estamos descubriendo nada nuevo, solo estamos parcializando el análisis. No porque no existan fallas, sino porque básicamente siempre existieron, siempre hubo aspectos por corregir, siempre falto algo y siempre hay que mejorar. Sin embargo, es necesario, comprender que hoy, la educación se encuentra en proceso de transición, donde conviven formas y métodos de otros tiempos con los nuevos. Es decir hay un modelo educativo que entro en crisis y otro que esta naciendo, esto implica que van a existir tantas opiniones y experiencias como actores existan y es ahí donde se torna necesario, entablar diálogos que no solo describan parcialmente cuales son los aspectos negativos, sino que también que incorpore el análisis profundo de cuales son las condiciones históricas, pedagógicas y culturales que atraviesan el sistema educativo en su conjunto.
La realidad indica que hoy debemos hacernos cargo de los nuevos tiempos, tanto el estado brindando las herramientas necesarias como así también los docentes asumiendo ese nuevo lugar que nos toca. Sin duda que estamos frente a un cambio de época, valdrá del compromiso de todos para que el futuro sea mas o menos auspicioso, aunque con seguridad habrán nuevos desafíos que asumir.
Por Rodrigo Hinojosa para MDZonline
# Profesor de Historia