Nadie puede discutir la predisposición que todas las personas tuvieron en el anfiteatro de Tunuyán durante la lluvia y el granizo de vendimia. Tampoco se puede cuestionar como las miles de personas actuaron al momento de evacuar el predio, luego de que la fuerte tormenta cayera sobre las cabezas de los presentes. Siempre existe un accionar para llevar adelante cuando una adversidad así se presenta, pero inevitablemente –estando allí- te preguntas qué más puede hacerse para mejorar una situación de emergencia como la que se presentó.
Luego de lo que pasó en Tunuyán, muchas personas fácilmente podrían haber sido lesionadas seriamente por el desmán y el agolpamiento que generó el granizo y la lluvia dentro y fuera del anfiteatro. Lógicamente, la desesperación de las personas complejizó más el momento.
Muchos creían que existían dos grandes accesos y egresos dentro del predio del anfiteatro de Tunuyán; claro, después se enteraron que habían dos más, que si bien estaban un poco alejados, habrían sido útiles. Esto podría haberse informado en las pantallas gigantes que allí se ubicaron, pero nunca se hizo.
Las salidas del predio que más “a mano” estaban, se vieron agolpadas. Eran cerca de 10 mil personas que intentaron salir por estos accesos que no abarcaban más que el ancho de un portón. A esto se sumó que los postes adheridos al suelo en la salida principal complicaron el paso y aumentó la desesperación de los presentes.
Si el granizo hubiera sido intenso como se ha precipitado en otras oportunidades, la historia hubiese sido diferente.
Una vez afuera: el agua, el desencuentro entre familias y la falta de comunicación completó un panorama desesperante. La coordinación de móviles oficiales y la ubicación de puntos estratégicos para el traslado y asistencia de personas se organizó sobre el momento, afortunadamente con buenos resultados.
El anfiteatro de Tunuyán ha recibido innumerable cantidad de personas para actividades que hoy son trascendentales y que reúnen miles de personas. Hoy Tunuyán se destaca por un crecimiento demográfico y turístico notorio en los últimos años, este ha sido tal que no cuesta mucho evidenciarlo, principalmente en los grandes encuentros culturales que tiene el departamento.
Los números pueden marcar o no la clave del éxito, pero un espacio amplio, con salidas amplias y sectores bien marcados con procedimientos claros, y un plan para afrontar cualquier contingencia, habría sido mejor para todos. Nadie duda de la disposición de quienes se quedaron y ayudaron a otros, pero en lo que respecta a cómo actuar en el lugar, hizo falta algo de previsión.
Un comentario
Yo estuve ahí. En muchísimos años no llovía de la forma que lo hizo con viento y granizo y menos para una noche de fiesta, pero lo hizo. Tal vez vuelvan a pasar muchísimos años mas para que vuelva a suceder (o no) y sería muy importante para ese entonces tener un plan de evacuacion efectivo. Para ayudar a ello tal vez la costrucción de un gran portón corredizo en algún lugar entre las boleterías y el portón sur de ingreso. Puede ser una estupidez para algunos lo que digo, pero para otros no.
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