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Opinión: “De delincuentes y Delincuentes”

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El ChiqueroUn joven de una familia pobre roba una cartera a una señora en pleno centro, los transeúntes indignados lo persiguen, interceptan y golpean hasta que unos policías bajan de un móvil y logran evitar que terminen de lincharlo. La señora indignada recupera su cartera, los transeúntes insultan al joven que dentro del mismo móvil es llevado hasta la comisaría. Esta noche dormirá en un calabozo, mañana su cara ensangrentada por los golpes saldrá en las páginas policiales del diario.

Un joven empresario de una familia rica se retira de Tribunales en su 4X4, bajo la atenta mirada de envidia de los transeúntes. Acaba de negarle a una viuda el pago de la indemnización por fallecimiento de su esposo, quien murió reventado contra el piso cuando cayó libre ocho metros de un edificio en construcción. El joven dueño de la empresa constructora tiene a todos sus empleados en negro, jamás les brindó ninguna medida de seguridad laboral, ni siquiera el arnés que al obrero le hubiese salvado la vida. La viuda se va del Juzgado conmovida y con las manos vacías. El joven esta noche irá a una muestra de arte, mañana su cara sonriente saldrá en las páginas sociales del diario.

No es novedad que hay un doble rasero judicial, mediático, moral, académico, prejuicioso, etc. para mensurar las conductas de los que menos y más tienen. Por eso las cárceles y las páginas policiales de los diarios están llenas de victimarios excluidos, la mitad de ellos aún sospechosos sin condena judicial.

Los otros, los que trasgreden las leyes pero que gozan de la impunidad del poder viven y transitan entre nosotros y, lejos del repudio público, en general gozan de respeto y admiración hipócrita. Son los nefastos que en la década del ´40 del siglo XX fueron definidos por el sociólogo norteamericano Edwin Sutherland como “delincuentes de cuello blanco”

Fernando Álvarez-Uría, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid sostiene que el nuevo concepto de delito de cuello blanco “abrió un espacio inédito para la justicia y el derecho. Hasta entonces se pensaba que el mundo delincuente era un ámbito vinculado únicamente con las clases bajas, y con los bajos fondos, con psicópatas degenerados, delincuentes natos marcados por estigmas atávicos, o sujetos caracterizados por una personalidad delincuente. Sutherland rompió la impunidad de la que gozaban los delincuentes de las clases acaudaladas.”

“Sutherland, -agrega Alvarez Uría- en íntima relación con la elaboración del concepto de delito de cuello blanco, desarrolló una nueva teoría sociológica del delito denominada la teoría de la asociación diferencial. Sostiene que todos los delincuentes, incluidos los de cuello blanco, cometen sus fechorías con la ayuda de otros que cooperan en la realización de delitos porque las razones y las motivaciones para delinquir son más fuertes que las que les incitan a respetar las leyes. Delinquen porque participan en cooperación en un proceso de aprendizaje social, de tal modo que los delincuentes no están solos, cuentan con un importante capital social o relacional que les sirve de refuerzo y cobertura para cometer actos delictivos.”

También podemos decir que cuentan con un importante consentimiento social naturalizado desde el poder dominante y sus medios de comunicación.

Vamos a un ejemplo vernáculo reciente: en la tapa del portal de MDZ del 25 de septiembre pasado – http://www.mdzol.com/nota/559907-en-mendoza-la-venta-de-dolar-ahorro-subio-un-50/ – la periodista Melisa Villarroel destacó que “El negocio de estos días para los hogares de clase media es comprar la moneda extranjera a través del sistema oficial autorizado para ahorrar y luego venderlo en el mercado paralelo para así obtener una ganancia marginal para llegar a fin de mes”.

Fíjese el lector que distinta suena una nota cuando en lugar de utilizarse las palabras delito, criminales, tráfico ilegal, botín, se suavizan las cosas con términos como “negocio”, “hogares de clase media”, “mercado paralelo” y “ganancia marginal”.
Sin repudiar esta práctica ilegal, la publicación ofreció detalles sobre cómo llevarla a cabo: “Por ejemplo, si compramos 1.000 dólares a $10,10- valor dólar ahorro- y lo vendemos a $15,95 -valor dólar «blue»-, invertimos $10100 y obtenemos a cambio $15950. La ganancia total por la transacción es de $5900, esto es, más del 50% de lo capitalizado”.

Además, a diferencia de otros artículos donde se habla de otro tipo de delitos cruentos, los lectores no realizaron comentarios -ni tenues ni encendidos- para repudiar éstas prácticas ilegales.

No está de más recordar que quienes compran los llamados dólares “blue” como cualquier persona que adquiere algo robado, además de participar en esta práctica ilegal, está contribuyendo al tráfico de drogas y el lavado de dinero, entre otros ilícitos.

En los últimos días distintas investigaciones realizadas por la Unidad de Información Financiera, la Procuraduría contra la Criminalidad Económica, el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores revelaron que las llamadas “cuevas financieras” son fondeadas por bancos, sociedades de Bolsa y casas de cambio que se nutren del tráfico ilegal del comercio exterior, lavado de dinero y narcotráfico. En pocos días los organismos estatales secuestraron en las cuevas más de un millón de dólares. A diferencia de otros procedimientos, las imágenes de los presuntos delincuentes no inundaron las páginas policiales y desde los editoriales de los medios del poder económico se llegó a acusar que el Estado está embistiendo contra los “inversores privados”.

Más de 80000 de estos “inversores”, entre ellos grandes petroleras y exportadoras de granos, están sumariados por maniobras de elusión fiscal. La AFIP sancionó a la empresa Procter & Gamble –la misma que usa las caras de Messi, Ginóbili y Susana Giménez para promocionar sus productos- por fraude fiscal y fuga de divisas. Sobrefacturaron importaciones por 138 millones de dólares e incurrieron en diferencias de 19 millones de dólares entre las Declaraciones Juradas de Importación y lo efectivamente importado. El Banco Central aplicó una multa de 160 millones de pesos al Banco de Valores y a sus directivos por irregularidades en operaciones de contado con liquidación para fugar divisas al exterior. Un puñado de empresas, entre ellas General Electric, Maltería Pampa, Nobleza Piccardo, Bagó, Bunge y Cargill, traficaron ilegalmente divisas en 2012 por un monto de 13218 millones de dólares. Las empresas MercadoLibre y MasOportunidades y otros portales de compra-venta por Internet evadieron 356 millones de pesos en los últimos tres años y medio. Las grandes cadenas de supermercados llevan acumulados 37 millones de pesos de multas por incumplimientos del programa Precios Cuidados en perjuicio de los consumidores… y sigue la lista de chanchos gordos de cuello blanco.

Hay delitos y Delitos, delincuentes y Delincuentes e incluso delitos que no parecen serlo y criminales que fungen de gente respetable. No sólo el código penal traza la línea de un lado y otro del crimen, los sectores hegemónicos definen en que vereda estamos parados cada uno de nosotros, no tanto por lo que hacemos o dejamos de hacer sino por la clase social a la cual pertenecemos.

Empiezan a sonar algunos tiros para el lado de justicia. Se augura que pertenecer deje de tener sus privilegios.

 

 

Ricardo Nacif en La 5ta Pata

 

2 comentarios

  1. Muy bueno el informe, pero para no ir tan lejos veamos o informemos en nuestro valle de uco como trabajan las cooperativas o las llamadas empresas de rrhh, las cuales le roban al jornalero

    1. Muy pertinente tu comentario Pablo. A la lista hay que sumar a los explotadores. Lamentablemente el Valle de Uco tiene destacados e impunes exponentes de la peor calaña.

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