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EDITORIAL: «La semana en que todos nos convertimos en imbéciles y canallas»

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privacidad_redesLa suerte pareciera estar echada, y si de mala se trata, seguro está filmada. Esto es lo que les pasó a  dos adolescentes del Valle de Uco, cuando escondidos entre las paredes de un edificio en construcción, expresaban sus más humanos instintos, (por qué no, un acto de amor), y alguien, los filmó.

No pretendo hacer una crónica de los sucesos, pero lo que  sigue a una filmación de estas características en nuestros tiempos, es la difusión en Internet, son las redes sociales, y ahí, chau humanidad,  intimidad, dignidad. A nadie le importa si son menores de edad, si tienen una vida, si van a la escuela, si tienen sueños, si se aman, si tienen familia, el objetivo es el morbo, y en eso se ha visto envuelto el pueblo (el nuestro) con esta filmación.

Desde que la tecnología nos ha invadido, nuestra privacidad en cierto sentido corre peligro, nuestros rostros y acciones son cada vez más públicas y, lamentablemente, pareciera que nada de lo que hagamos para cambiarlo será suficiente. Siempre alguien tiene un teléfono con cámara para retratar el momento, siempre una cámara de seguridad vigila nuestros actos; si yo no tengo whatsapp seguramente mi amigo me mostrará el “recientísimo” video y la foto que le llegó. Así andamos, casi como víctimas y victimarios de las tecnologías de la comunicación.

Ahora bien ¿Hay un límite, una frontera a la hora de empuñar una cámara? ¿Realmente, se puede ser tan canalla y filmar a dos adolescentes manteniendo relaciones? ¿En qué clase de imbécil morboso se convirtió aquel que decidió impunemente exponer para siempre lo que dos jóvenes hacían? ¿Tendremos alguna escasa noción de lo que podemos llegar a provocar en la vida de una persona cuando compartimos un video de estas características? Preguntas que solo en la moral de cada uno de nosotros hallarán respuesta. Pero sin duda, que nos ponen frente a la necesidad de tener que reflexionar, sobre el uso de la tecnología y sus límites.

Quisiera, y me resulta difícil ponerme en la piel de quienes sufrieron semejante vejación pública, sus familias, su entorno, incluso su futuro. Resulta que los pibes estaban  en un lugar público, pero estaban escondidos, haciendo lo que la mayoría de las personas hacen cuando están enamoradas ¿Pecado? ¿Delito? Yo creo que no, ahora bien, quién en su sano juicio puede descaradamente tomar imágenes de dos pibes, ¿Tendrá hijos/as aquel que tomó las imágenes? ¿Qué sentiría si quienes son filmados fueran sus hijos? ¿Cuán insatisfecha puede ser su vida para tener que exponer de tal forma, condicionando para siempre la vida de estos chicos? No puedo más que decir que es un pobre tipo (o tipa), un imbécil, al que espero que en algún momento un fiscal, actuando de oficio, por lo menos, una sanción le aplique.

Ahora bien, ¿Cuál ha sido nuestra reacción como sociedad? Tengo la respuesta: insensiblemente compartimos el video, lo miramos en juntadas de amigos y mencionamos al pasar el estado en que se encuentran nuestros jóvenes. Casi como olvidando nuestro pasado adolescente, miramos desde la cúspide de la moral berreta, e hicimos nuestro juicio de valor. Quisimos tener el video, entonces pedimos que nos fuera enviado a nuestros teléfonos, para mirarlo y luego descartarlo como hacemos con la mayoría de los contenidos que  nos llegan. A casi nadie le importó que fueran casi niños, menos que lo que se estaba jugando era el futuro cercano de estos dos pibes, a nadie se le ocurrió pensar que cada réplica de video era una vejación más y que, nosotros mismos, en algún momento, podemos ser víctimas de nuestras propias acciones.

Desde esta humilde editorial sólo pretendo llamar a la reflexión. En estos días todos hemos sido victimarios, desde el imbécil morboso que filmó, hasta quienes impunemente compartieron el video. Como sociedad hemos sido unos verdaderos canallas, que hemos condicionado, (vaya a saber en qué grado), la vida de dos chicos. Personalmente, creo que deberíamos pedir disculpas a quienes han sido víctimas de nuestro morbo. Pero fundamentalmente, tenemos que repensar nuestras acciones a la hora de recibir ciertos contenidos en nuestros dispositivos tecnológicos, básicamente porque cualquiera de nosotros puede convertirse en víctima en cualquier momento.

Rodrigo Hinojosa

8 comentarios

  1. Muy buena reflexión. Lamentablemente el uso exacerbado de la tecnología produce estos escenarios perversos donde las víctimas son burladas y puestas en un mecanismo de comunicación viral en el que no eligieron estar. Pero pensemos en los programas de tv que incentivan estas prácticas.

  2. la verdad que no te conozco pero es muy digno lo que has escrito,no todos vivimos de morbo,muchos nos pusimos en el lugar de los chicos,y de sus familias,un horror,un perferso,el que filmo,que necesidad de arruinar la vida de dos chicos,ojala haya justicia y sino escracharlo en las redes sociales

  3. No puedo estar tan de acuerdo. El simple hecho de haberlo mirado, o haberlo transmitido me parece horrible. Al final de todo son personas reales las que están en el vídeo.

  4. Comparto absolutamente lo expresado en la nota, y resulta necesario que hagamos un ejercicio de reflexión sobre lo que la tecnología y los medios están generando en nuestra sociedad. Esos enfermos que filman y viralizan situaciones íntimas….estarán en condiciones de exponer su vida en un reality???

  5. También conversé con mis alumnos sobre el tema, y les dije que esto no es nuevo, de demostrar amor cuando estamos enamorados, nuestros abuelos, padres y hasta nosotros mismos lo hicimos, pero hoy ya no existe la intimidad… sigo pensando que la persona responsable de difundirlo es perversa…

  6. Lamentable hecho el que les ocurrió a estos adolescentes,estoy segura que ha sido una persona mayor,que en vez de llamarles la atención y decirles que se fueran a otro lugar,los filmó y lo hizo circular para mofarse de los chicos sin pensar que le puede pasar a su propio hijo/a.Ojalá tenga su castig

  7. hola Rodrigo . hoy encontré el diario . encontré tu nota. me llamó la atención el título y por curiosidad me puse a leerlo. no fué dificil darme cuenta de lo expresabas ya q demasiado se ha hablado del tema. no ví el video. pero me cambió la forma de pensar todo lo q escribiste. te felicito.

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