La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y sus hijos Claudia, Remo y Kibo hablaron durante más de seis horas en La Plata con Guido Montoya Carlotto. “Es muy inteligente, tiene sensibilidad social. Fue muy cálido”, reveló Claudia.
Llegó el día. Estela de Carlotto pudo abrazar a Guido. Pudo mirarlo a la cara y hablarle de Laura, la joven que lo parió mientras estaba secuestrada y con quien estuvo apenas cinco horas antes de que los militares los separaran. Y de Walmir Oscar Montoya, y de cómo se pudo saber qué era su padre, a partir de armar un rompecabezas de la militancia de los ‘70. Estela, Claudia, Kibo y Remo Carlotto se encontraron ayer con Guido, sólo un día después de que el análisis genético confirmara la noticia que les volvió a cambiar la vida a todos ellos. Hablaron durante seis horas y media en las que Guido también empezó a contar qué hace y qué le pasó en todos estos años. “Chau, abu”, le dijo a Estela cuando se iba. “Y mi vieja casi se desmaya”, contó Claudia.
La familia Carlotto quiso mantener su primer encuentro con Guido en reserva. Buscaban intimidad para conocer de a poco y de golpe a este bebé/niño/joven/adulto con el que estuvieron soñando durante 36 años. Ya habían sentido el temor por el daño que podría hacerle a este nuevo vínculo el hecho de que el nombre con el que creció Guido se haya difundido por todos lados, a contramano de la política de Abuelas de Plaza de Mayo de preservar a los nietos.
Además de encontrarse con una abuela como Estela, Guido tiene tres tíos particulares que conoció ayer: Claudia es la titular de la Comisión Nacional por el derecho a la Identidad (Conadi), que se ocupa de los casos de jóvenes que se presentan espontáneamente para averiguar si son hijos de desaparecidos apropiados durante la última dictadura (aunque paradójicamente el caso de Guido se derivó a tribunales), Remo es el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados y Kibo es el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Además, Guido todavía tiene que conocer a sus trece primos, pero para empezar, prefirió ir despacio. “Estoy feliz de la vida, nos super entendimos. Vamos a ir de a poco, porque nosotros somos muchos. El se crió como hijo único en el campo y nosotros somos los Campanelli. Así que hicimos un encuentro íntimo. El es tranquilo, no ansioso como nosotros. Y es muy especial, muy inteligente”, contó por la noche a Página/12 Claudia Carlotto.
La reunión de hizo en La Plata. Empezó a las tres de la tarde y se extendió hasta las nueve y media de la noche. Hubo sánguches, mate, cerveza, picada y muchas lágrimas. “Hablamos de todo. El busca mucho el consenso, es sano, tiene sensibilidad social. Fue muy cálido, pero también estuvo muy bien plantado, sabe lo que quiere”. Claudia dijo que no encontró en Guido nada que físicamente le haga acordar a Laura, su hermana, porque “es un calco del padre”, aunque cada integrante de la familia va a intentar ver similitudes. “Yo busqué y busqué y para mí nada, pero cuando lo vea la abuela paterna se va a impresionar. En cambio me identifiqué con su humor, tiene un sentido del humor muy parecido al nuestro y eso me hizo acordar a mi hermana”, reveló Claudia.
Guido fue con su mujer y algunos amigos cercanos. Les habló de su música, de cómo decidió dedicarse a eso aunque al principio no era una opción que le encantara a las personas que lo criaron, pero que luego lo apoyaron. Les dijo que se estaba construyendo una casa y bromeó con ahora tenía una abuela que lo podía defender.
“Felizmente Guido Montoya Carlotto ya pudo abrazar a su familia materna, que lo buscó sin pausa y de forma incansable durante 36 años. El encuentro íntimo se produjo en la ciudad de La Plata. Las Abuelas hacemos un llamado a los medios, a la sociedad en general, y a la justicia en particular, a respetar la intimidad de Guido y sus allegados, para que nuestro nieto pueda encarar el proceso de restitución de identidad con sus tiempos y acorde a sus posibilidades, como se ha hecho con todos los nietos encontrados durante estos 37 años de búsqueda”, señaló de forma oficial el organismo de derechos humanos a través de un comunicado difundido ayer, cerca de la medianoche.
“Reiteramos nuestro afán por preservar la intimidad de cada uno de los hombres y mujeres que se acercan a conocer su verdad. También esperamos que la justicia se adecue a la situación y se priorice el fortalecimiento de los vínculos familiares que el terrorismo de Estado intentó destruir, postergando por el momento todo tipo de convocatoria a Guido, como se ha hecho en otros casos”, agregaron las Abuelas en un mensaje al juzgado.
La familia Carlotto todavía está molesta por la forma en que difundió la noticia, sobre todo por el hecho de que se haya dado a conocer el nombre con el que fue anotado y criado Guido. “Tuvo que salir de Olavarría escondido. Por suerte lo tomó con humor, no se deja avasallar”, afirmó Claudia.
“Es un chico excepcional. Un premio que me da la vida”, había dicho por la mañana la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. “Casi no dormí. Me levanté plena. Hoy es un día de gloria. Este sol me va a iluminar y la sonrisa no me la va a borrar nada. En estos días estoy exclusivamente para Guido, mi nieto, y después también, pero voy a seguir yendo a Abuelas para buscar a todos los que faltan”, afirmó Estela cuando la abordaron a la salida de su casa en La Plata. También reveló que estaba “expectante” por ver a su nieto pero que no deseaba forzar ninguna situación y que por lo tanto la reunión se produciría cuando él lo quisiera. Por suerte, quiso rápido.
El de ayer fue el primer encuentro. Fueron los primeros abrazos. Pero no serán los últimos. Todos esperan verse seguido y pronto y que Guido pueda también abrazar a su familia paterna, a su abuela Hortensia Ardura, su tío Jorge Montoya y a todos sus primos. “Va a ser muy lindo tenerlo como sobrino. Estamos encantadísimos”, terminó de contar Claudia, agotada física y emocionalmente, pero feliz.
Fuente: Página 12