Según el intendente de Tupungato, en el departamento sin el endeudamiento de la provincia se frenarían la construcción de redes de gas, de alrededor de 100 viviendas y la proyección del polideportivo municipal.
El intendente de Tupungato se refirió al especial momento político que Mendoza está atravesando, por un lado el Ejecutivo que necesita tomar deuda y por otro lado la oposición -el radicalismo provincial- que quiere impedirlo. Explicó que la toma de una deuda es necesaria para la provincia como en una economía familiar y que de lo contrario los municipios se privarán del desarrollo de obras importantes, “solo por una puja de intereses políticos”.
El intendente departamental habló de la recesión en las obras públicas en cuanto consideró que hasta que la situación no se destrabe, la economía provincial estará en una situación compleja. “Es imposible no tomar una deuda, hasta una economía hogareña debe tomar deudas. Pasa cuando se necesita comprar algo, cuando la plata no alcana contraes una deuda, estiras pagos y eso después podes pagarlo […] Yo pagué cloacas durante 7 años de una deuda que no generé, pero a veces es la única manera”, comentó.
El dinero que el Ejecutivo solicita es de mil millones de pesos de un presupuesto de 40 mil millones. Al respecto el intendente explicó que existen ítems como sueldos (que cubren el 52% del presupuesto con paritarias incluidas), subsidios en educación, a usuarios de transportes y copartipaciones municipales que no pueden tocarse y por lo que endeudarse sería necesario.
El impacto comunal
El jefe municipal vaticinó que en Tupungato si la provincia no se endeuda se producirá el cese del polideportivo para el que se estaba pronto a llamar a licitación. También de redes de gas y una serie de obras que no podrán proyectarse sin fondos. Lo más lamentable –dijo- son los proyectos de vivienda en el departamento que quedarían truncos.
“Para construir una vivienda a través del IPV un 70% del dinero viene de la Nación y un 30% de fondos provinciales como contrapartida […] En Tupungato tenemos cerca de 100 viviendas pero sin la plata se caen”, explicó.
Suspicacias políticas
Para Rodríguez existen dos partes del radicalismo de las cuales, una quiere dialogar y la otra no. “Uno siempre quiere que haya dialogo pero considero que en este caso es hermético, el dialogo está en sólo en una parte del radicalismo, otros directamente no quieren hablar”, sostuvo.
“Un grupo de radicales –que estarían dispuestos a dialogar- tienen mayoría de votos en senadores y otros que no quieren ni conversar tienen mayoría en diputados. Entonces si logramos un acuerdo con los dialoguistas, no logramos obtener un equilibrioy por lo tanto la aprobación con los que se oponen sin dialogar”, arrojó.