La «Primera Jornada por un Suelo Fértil, Sin Agrotóxicos” se realizó en el Instituto de Educación Superior 9-010 de Eugenio Bustos, con la participación de las Madres de Ituzaingó de Córdoba y de experiencias regionales en agroecología.
Organizada por estudiantes de la Tecnicatura en Agronomía del IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza y la colaboración de la Asociación Crece desde el pie, la jornada se llevó a cabo el pasado sábado con el fin de debatir sobre las prácticas agrícolas que se realizan en la provincia y la región. En el encuentro estuvieron presentes las Madres de Ituzaigó Sofía Gatica y María Godoy, que luchan hace 14 años contra el uso de agroquímicos al grito de: «¡paren de fumigar!»
El barrio Ituzaingó Anexo se encuentra en la ciudad de Córdoba, donde un grupo de mujeres se organizó para denunciar casos de cáncer provocados por fumigaciones en la producción de soja: malformaciones -recién nacidos sin maxilar ni diafragma o con manitos de seis dedos-, adolescentes muertos por anemia hemolítica y presencia de químicos en la sangre de niños.
Tras una intensa lucha y después de 6 meses de juicio, en el 2012 lograron que por primera vez en el país la Justicia prohíba fumigar con avionetas en las adyacencias a los cascos urbanos. Un productor agropecuario y un aerofumigador fueron encontrados culpables de contaminar y afectar la salud de la población, recayendo sobre ellos una pena de 3 años de prisión condicional, sin el cumplimiento en cárcel. Este fallo fue y es cuestionado por las madres. “Quien enferma y mata debe ir preso”, consideraron.
El juicio ahora sigue contra 6 ingenieros agrónomos, que pese a las trágicas consecuencias reveladas por el uso de agrotóxicos (en abril de 2009 el científico Andrés Carrasco comprobó que, aún con dosis hasta 1500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones sojeras, se producen trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales) y la declaración de zona contaminada del barrio de Ituzaingó, volvieron a fumigar en campos de soja próximos.
María y Sofía actualmente siguen luchando contra la instalación de la multinacional Monsanto en Malvinas Argentinas (Córdoba), donde resistieron y resisten –aseguraron- represiones de los poderes económicos y políticos que avalan la disposición de empresas que avasallan derechos humanos esenciales como la salud pública.
“Luchamos por la vida aunque tropecemos con la muerte”, manifestaron haciendo referencia a los golpes que han recibido en la lucha contra el glifosato, uno de los agrotóxicos más conocido de la Argentina que se comercializa bajo una decena de marcas comerciales, una de la más conocida es Roundup de Monsanto.
Las madres repudian el modelo transgénico que pone en riesgo los recursos naturales y a las futuras generaciones. Defienden la soberanía alimentaria de los pueblos, para que podamos acceder a alimentos nutritivos y producidos de forma sostenible y ecológica, bajo una lógica que pone a quienes producen, distribuyen y consumen por encima de las exigencias de los mercados y de las corporaciones.
El Valle de Uco, el agronegocio y la agroecología
Si bien en la provincia hay una fuerte lucha contra la megaminería, aún no existe un debate profundo sobre el uso y las consecuencias de los agroquímicos. Mucho menos sobre el desmonte desmedido para la producción de vid.
En ese marco, en las jornadas se concluyó como necesario, a partir de la experiencia en Ituzaingó, reflexionar sobre el impacto que produce a nivel social y ambiental la aplicación de agrotóxicos. Se dio cuenta además, que a principios de este año se realizó en el Este de la provincia una fumigación “piloto” que puso en alerta a los agricultores de la zona.
Finalmente, como alternativas al agronegocio, se presentaron experiencias que se desarrollan en el Valle de Uco y en Mendoza en agroecología. Este último es un modelo que se basa en el conocimiento tradicional campesino, la ecología, la biología del suelo y el control biológico de plagas.
Expuso Soledad Almendra, cuyas tierras ubicadas en la calle El Álamo de La Consulta se encuentran en un proceso de transición (de un modelo convencional a un modelo agroecológico), y donde un grupo de mujeres organizadas elaboran dulces y jugos naturales de uva y manzana a modo de valor agregado.
También estuvieron Armando Castillo, un productor de San Carlos que utiliza como abono el compost orgánico que genera en su misma finca, y una agricultora de Mendoza -Dina Martínez- que produce alimentos orgánicos en un terreno de tan solo una hectárea. De Tunuyán participó María Jesús Pereyra, integrante de la finca El Pellegrino y de la Bioferia que funciona en la ciudad mendocina, quien disertó sobre su emprendimiento familiar y las técnicas agroecológicas.