La delegación que encabeza Julián Domínguez fue recibida en Washington por Nancy Pelosi, jefa demócrata de la Cámara baja, y por Roberta Jacobson, funcionaria del gobierno de Barack Obama para América latina.La comisión legislativa multipartidaria empezó ayer con el pie derecho su visita a Washington para tratar de convencer al gobierno y al Parlamento norteamericano de la necesidad de apoyar la postura argentina en la causa por los fondos buitre que la Corte Suprema de este país tratará el jueves. La comitiva –que organizó el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y que integran kirchneristas y opositores– fue recibida por Nancy Pelosi, jefa demócrata de la Cámara baja y una de las personalidades más influyentes de la política de Estados Unidos, quien escuchó atentamente la posición de los legisladores argentinos. Antes, habían mantenido un encuentro con la funcionaria del gobierno de Barack Obama para América latina, Roberta Jacobson. “Dejamos en claro que la renegociación de la deuda es un tema de Estado, es una política pública de interés nacional para nuestro país”, resumió Domínguez.
El encuentro con Pelosi fue en su despacho en el Capitolio. La reunión fue confirmada unas horas antes, un hueco de algunos minutos que la jefa de los diputados demócratas consintió realizar en su apretada agenda, un logro de la embajadora Cecilia Nahón. Pelosi comenzó el encuentro hablando de su afecto por la Argentina: porque la familia de su marido vivió mucho tiempo en el país, porque tiene un primo argentino que se llama Juan Pablo Pelosi y por el papa Francisco. Domínguez, que tomó primero la palabra, puso el acento en el nivel de representación de la delegación que se encontraba allí. “El 95 por ciento del electorado argentino y el 98 por ciento del Congreso de la Nación”, graficó. Agradeció la mención al Papa –le comentó a Pelosi de su relación con él– y aprovechó para mencionar la prédica de Francisco por “el interés de los Estados sobre el sistema financiero internacional como parte del desafío de crear un nuevo orden mundial basado en el trabajo y en la realización de los seres humanos”. Una forma sutil de entrar en tema. También recordó las coincidencias en ese sentido de Obama cuando se reunió con Cristina Kirchner y, justamente, con el Papa.
La posta quedó para el presidente previsional del Senado, el radical K Gerardo Zamora, quien destacó el acuerdo al que habían podido llegar las diferentes fuerzas en esta cuestión pese a que el año próximo había elecciones presidenciales en Argentina. Hubo algunos minutos valiosos dedicados a la presentación de todos quienes se encontraban allí: la jefa del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Juliana Di Tullio; los presidentes de diferentes comisiones de la Cámara baja, como Carlos Heller, Roberto Feletti, Eric Calcagno, Guillermo Carmona, Omar Perotti, Rubén Uñac, los senadores Marcelo Fuentes y Ruperto Godoy y –especialmente destacados– los diputados opositores del FA-Unen, Martín Lousteau, del Frente Renovador, Darío Giustozzi, del PRO, Federico Sturzenegger y de Compromiso Federal, Lino Aguilar. Pelosi avisó que le quedaba muy poco tiempo porque la estaban esperando para una reunión en la que se trataría el tema Afganistán, y en ese momento comenzaron a ingresar otros miembros prominentes del Capitolio que la acompañarían, como los legisladores demócratas por California, Xavier Becerra; por Maryland, Chris Van Hollen; y por Nueva York, Joseph Crowley; así como el senador de Michigan, Carl Levin. Sin que estuviera pautado, ellos también escucharon un rato a los legisladores argentinos hasta que se hizo la hora y salieron rumbo al cónclave afgano. Antes, al ver que no quedaba tiempo, Lousteau se dirigió a Pelosi directamente en inglés y Sturzenegger fue el primero en entrar directamente en tema de los holdouts. El encuentro siguió un rato más pero con el diputado Becerra, que habla español. Para hoy están previstos nuevos encuentros con legisladores.
Una de las cuestiones con la que los representantes argentinos buscaron interesar a sus colegas norteamericanos fue la posibilidad de inversiones en materia energética que se podrían abrir en Argentina para los capitales de Estados Unidos si se destraba la situación planteada por los fondos buitre. Esa estrategia fue conversada por la mañana, en el encuentro mantenido en la embajada argentina en el señorial edificio sobre New Hampshire Avenue. Luego de repasar la agenda y de consensuar qué debían decir, los legisladores almorzaron con quienes defienden la causa argentina en Tribunales: el ex procurador general de Estados Unidos, Paul Clement, y representantes del estudio de abogados Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton.
Allí tuvieron de primera mano un panorama de lo que puede suceder el jueves, cuando la Corte Suprema tome el caso. Las opciones son varias. La peor sería un rechazo a la petición argentina, que significaría una derrota para el país. La más favorable sería que la Corte la acepte, aunque también está la posibilidad de una nueva postergación o –la que aparece con más chances– de que le pida opinión al gobierno de Estado Unidos. Los legisladores argentinos saben que no tienen posibilidad de influir sobre la Corte, pero creen que sí pueden hacerlo sobre funcionarios y legisladores norteamericanos para que hagan escuchar su voz cuando la Corte se lo requiera.
De esto hablaron a primera hora de la tarde en la reunión en el Departamento de Estado con la secretaria adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, a quien le entregaron las notas de todas las fuerzas políticas respaldando la postura argentina. En la extensa charla, la funcionaria destacó el acuerdo alcanzado por Argentina con el Club de París y también la resolución de la Cámara Federal que declaró inconstitucional el Memorándum con Irán, tal como luego haría Nancy Pelosi en el encuentro en el Capitolio.
Fuente: Página 12