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Con Sentido Latinoamericano: “La Bestia”

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                La BestiaHace un rato largo llegó por casualidad un comentario sobre un documental que hacía referencia a la Bestia. En ese momento no imaginamos nada relacionado al respecto. Luego supimos que primeramente es un tren de carga. Pero además que en sus largas conexiones que comienzan por el sur de México, más precisamente en la frontera con Guatemala, brinda la posibilidad de conectar en varias líneas ferroviarias este punto con la frontera de Estados Unidos, siendo no un detalle menor para esta historia.

Al parecer es una oportunidad muy atractiva para muchas  personas de Centroamérica, como “guatemaltecos-hondureños-salvadoreños y hasta los propios mexicanos”. Un puñado de almas principalmente adolescentes y jóvenes  que se desvelan por un falso “sueño americano”.

Bastó con algo de tiempo para ver lo que había en la web, además de aprovechar la oportunidad de estar en lugares por donde pasa esta locomotora, para así conocer más e informarnos. Sin dudas que nos superó la cantidad de datos y testimonios que hay. Tal es el punto que en la actualidad hay hasta organizaciones voluntarias que brindan atención de salud y alimentación para los emigrantes osados que se montan a pelo sobre este camino sinuoso y peligroso con tal de llegar a ese país de habla inglesa.

Aunque es bueno destacar que la máquina es simplemente eso “una máquina”. Lo feo viene de parte de los que aprovechan esto como negocio ya sean maras, narcos,  policías y hasta choferes complotados. En fin mafiosos que viven a costa de los sacrificios de los emigrantes que deben pagar fortunas  y a veces hasta con la vida para tomar los “servicios” del indomable tren.

Al parecer no todo está envuelto en tacos con buen picante. Ni tampoco en fiestas de mariachis o ritmos norteños. Es la otra cara de la moneda. Seducidos por una realidad  latente esperamos pacientes en los días la oportunidad para charlar con los aventureros que tomaron la decisión de hacer una aventura sobre la Bestia.

No podía ser de otra forma. El semáforo, que mucho tiene que ver en con nuestra  vida viajera por México nos dio la posibilidad de encontrar a Lalo. Un niño con mirada de hombre. De metro cincuenta de altura y piel oscura que apenas con sus 16 años empezó desde hace un mes este camino.

Con el detalle no menor de sus vestiduras. Un solo Jean, remera, campera y un gorro. Además del accesorio imprescindible, una mochila muy chica con una manta. Siendo lo único posible para poder  transportarse y acobijarse ante las inclemencias del tiempo.

El reloj marcaba las 12.00 hs, el termómetro aportaba datos de unos 30 grados. Los destellos del sol caían directo al pavimento mientras podíamos charlar. El procuraba algunas monedas de los choferes. El dinero era para comida y también pago de peajes a narcos y policías.

Entre rojos, amarillos y verdes  contó de su corta vida. Venía de  Honduras y trabajaba  el café en una pequeña porción de tierra junto a su padre. Se había enamorado y le gustaba mucho bailar bachata.  Apenas terminó la primaria empezó a trabajar. Su sueño es llegar a EE.UU., ganar dinero y poder mandar algo a su familia para hacer su casa. Poder comprar un auto y volver montado sobre ruedas de caucho a su hogar. ¿Lo logrará?

Empezó esta proeza solo, pero en el camino fue encontrando otros compas (como él los llama). Ahora viaja con Ramiro y Fernando de 17 y 18 años, uno niños igual que él. Dice que se acompañan y cuidan porque el recorrido es largo y peligroso. No es fácil llegar, muchos se quedan en el intento hacia la supuesta salvación económica.

Fue una media hora con él y sus amigos de ruta. Repentinamente saludaron y se fueron para la estación porque el tren “fantasma” anunciaba su partida.

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                Sin dudas que nos dejó sentados y pensativos. Muchas apreciaciones. Indignados por ver prácticamente a estos niños que se desarraigan de sus hogares. Y no lo hacen por propia voluntad, sino por la opresión de un sistema que profundiza más las desigualdades.

                Somos parte directa e indirecta de esta bestia. Una bestia que llevamos dentro cada vez que nos pensamos solos y aislados. Quedamos vacíos cuando competimos en la rutina por un crecimiento económico. Creyendo  que la felicidad es tener más. Acaso ¿no importa nada? ¿Es utópico pensarnos COLECTIVAMENTE? ¿Es posible entender que importa más el SER que el TENER? ¿Es posible salir de este bestiArio?

….Con Sentido Latinoamericano a pies descalzos…

En la carretera, de San Luis Potosi – Mexico