La medida, que afecta a una industria de reciente expansión en Argentina, encubre una represalia de parte de las autoridades europeas contra la política nacional de defensa de su producción y desarrollo energético.
La Unión Europea (UE) confirmó ayer los aranceles a las importaciones de biodiésel desde Argentina e Indonesia, a los que acusa de vender a precio de dumping. En la medida confluye el lobby empresarial de parte de los competidores europeos junto a una represalia a la Argentina por su política comercial proteccionista. Si bien el bloque ya imponía desde mayo aranceles provisorios, a partir de esta confirmación las grandes exportadoras aseguran que se van a quedar afuera del mercado europeo. Funcionarios y representantes del sector recorrerán al menos por los próximos dos años los pasillos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Ginebra, donde presentarán una denuncia, aunque los empresarios ya reclaman al Gobierno medidas compensatorias.
Ayer se reunió el Comité Antidumping de la UE, donde representantes de 17 países contra 6 decidieron ratificar la propuesta de la Comisión Europea de castigar a la Argentina. Prosperó la decisión de Francia y Alemania, principales productores europeos de biodiésel, junto a España, Italia y Reino Unido, mientras que se opusieron países como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia y Finlandia, que no tienen producción propia y por ello la suba de aranceles les representa sólo un aumento del costo del combustible. Se aplicará un arancel de 240 euros promedio por tonelada de biodiésel importado, que representa una tasa del 22 al 24 por ciento.
“La medida implica en los hechos el cierre del mercado europeo para un producto argentino elaborado de manera eficiente y altamente competitivo”, dijo Cancillería. En esa línea se manifestó el titular de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), Luis Zubizarreta, quien aseguró que “hemos perdido el mercado europeo. Estamos sumamente preocupados, porque reemplazar el mercado de la Unión Europea es imposible”.
Las empresas dicen que un problema para los europeos es que Argentina es muy competitiva en producción de biodiésel en base a soja. El biocombustible que se exporta desde Rosario es más barato que el francés, a pesar de su desventaja logística. “Europa tiene muchas fábricas a un costo de producción alto, porque no tienen la materia prima”, explicó a este diario Gustavo Idigora, de la Carbio, y detalló que los empresarios europeos invirtieron para producir 22 millones de toneladas de biodiésel para un mercado mucho más chico, con lo que tienen mucha capacidad ociosa. Pretenden sustituir importaciones de biodiésel por poroto de soja.
Los exportadores en Argentina son grupos económicos muy relevantes en la economía nacional: Vicentín, Dreyfus, AGD, Bunge, Eurnekian y Pérez Companc. El efecto de las nuevas restricciones ya se sintió fuerte este año. En nueve meses se exportaron 777 millones de dólares, contra 1538 millones del mismo período de 2012. Cerca del 90 por ciento de lo exportado se dirige hacia Europa. La consultora Abeceb.com matiza que “el arancel encarecerá el producto argentino, pero no prohíbe su comercialización en los países que conforman la UE. El sostenimiento del mercado para la industria argentina dependerá de que la producción continúe siendo competitiva con el nuevo costo incluido”. Adelanta tres escenarios posibles. Uno es que las empresas produzcan más aceite de soja en lugar de biodiésel, movimiento que comenzaron a realizar. Otra posibilidad, menos accesible, es que se abra el mercado estadounidense para la colocación del biodiésel.
La tercera opción es aumentar las ventas de biocombustible al mercado interno. Para ello, el Gobierno debería aumentar el piso de combustible vegetal en el diésel. Los empresarios del sector se reunieron varias veces por este tema con el secretario de Política Económica, Axel Kicillof. Le propusieron sustituir importaciones de gasoil por biodiésel argentino. El tema es que el gasoil está libre de impuestos, de modo que para que el precio de compra de las petroleras con refinería en el país no se vea afectado, deberían ser reducidos los impuestos al biocombustible local.
En la actualidad, las fábricas de biodiésel venden a las refinerías unas 800 mil toneladas por año. Para reemplazar las ventas al exterior, las empresas quieren elevar esos despachos hasta 1,6 millón de toneladas junto a 250 mil toneladas a las hidroeléctricas. El Gobierno no descartó esta opción. Las petroleras no apoyan la iniciativa por el movimiento logístico que les generaría. Axel Kicillof, viceministro de Economía, también recibió una propuesta para bajar retenciones a las exportaciones de biodiésel, que en la actualidad están en el 20 por ciento, pero esa posibilidad fue por ahora descartada.
Por lo pronto, Cancillería anunció que llevará el caso a la OMC “de modo de asegurar la producción, las ventas externas y el empleo generado en nuestro país por dicho sector” en protesta por una medida “claramente proteccionista”, calificó.
Fuente: Página 12