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La columna de la semana: “Yo, clase media”

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clase-media-muralSi hay algo que ha caracterizado a este país es la resistencia de la clase media. La vida de ésta supone una alternativa al capitalismo, tal y como se lo define en teoría.

Este sistema económico plantea dos clases. Una representa al 90 % de la población que trabaja a cambio de un salario y la otra se constituye por un 10%  que maneja los bienes, las propiedades y paga por beneficios con salarios.

El capitalismo tiene, a grandes rasgos, como ejes principales a la propiedad privada y a la obtención de beneficios. Ahora bien, en el capitalismo el 90 % de la población que obtiene como beneficio un salario, maneja el 10% del producido en un año en esa región o país y el 10% restante maneja el 90% de lo producido. Estas son las grandes falencias del capitalismo.

Este sistema socioeconómico permite con mayor facilidad una movilidad social, refute quien refute esa es la verdad. Porque quien nace pobre tiene la posibilidad de estudiar y progresar, siempre y cuando sea un capitalismo eficiente.

Es la brecha de la que hablo la que atenta contra el sistema. Si el capitalismo no se da con normalidad, ocurre que los pobres son cada vez son más pobres y los ricos cada vez más ricos. Pero dónde ubicamos a la clase media.

La clase media argentina es famosa, no sé dónde empieza ni dónde termina. Últimamente es más difícil definirla o diferenciarla porque en una economía estable podríamos estratificarla, pero con la inflación actual, hoy $ 5000 de un sueldo no es plata y es mucha para otras cosas.

Otros dirían que son aquellos que se han comprado autos nuevos o están con un lote y en vistas de construir. Como sea, esta clase de personas que en su mayoría trabajan la mayor parte del tiempo les sobra mes a fin de sueldo, trata de no endeudarse en más de su restricción, paga sus impuestos y es la artífice de que este país siga avanzando.

No quiero quitar mérito a los extremos sociales, que cada uno lo tiene, pero los que estamos en el medio somos lo más presionados por unos y por los otros, así como las presiones son propias por querer mejorar. El espíritu de mejora es el carácter descriptivo de esta clase que hoy pareciera ser la más atacada.

Sin ir más lejos, quienes editan, trabajan y producen este diario son mujeres de clase media que luchan todos los días para salir adelante, golpean cada puerta las veces que sean necesarias, soportan opiniones, conflictos, crían, educan, caminan, pagan impuestos, consumen y dan trabajo. Todo esto lo hacen así como muchos de nosotros y los que leen todos los días, sin importar gobiernos de turnos, sin importar nada.

Entonces, justo al fin de mes es cuando con muy poquito logran tantas cosas como muchos otros. Ese mérito tiene que ver con una clase de gente, la clase media. Que no se sacia, que vota, que elige, que paga, cobra, sufre y gana.

De cualquier manera, el fin de todos es ser felices, tratar de tener la mejor calidad de vida y trabajar porque el trabajo dignifica. Me pregunto entonces, por qué no tener el espíritu ganador de la clase media. Simplemente porque a muchos no les conviene, algunos no lo necesitan y otros no fueron educados en esos principios.

Hoy esta clase en extinción debe hacerse sentir más que nunca. Sé que no desaparecerá porque tenemos la naturaleza étnica del alma de corcho. El argentino está acostumbrado a vivir de crisis en crisis, a salir a flote como sea. Esa estupenda capacidad puede ser un arma de doble filo pero al fin y al cabo es beneficiosa. Por eso las cosas siguen funcionando.

Hay pocos países que tienen clase media. Los capitalistas de primer mundo no la tienen pero sus clases bajas tienen muchas necesidades satisfechas, con lo cual desarrollan economías muy eficaces. Son sociedades muy ordenadas. Otras naciones capitalistas son conejitos de india de las recetas económicas más experimentales del mundo y los porcentajes antes mencionados son más extremos aún.

De cualquier forma, yo clase media, vos también, él también. Clase media por mucho tiempo más.