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SEXITOSA-MENTE: Promiscuidad sexológica

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SEXITOSA-MENTE: Promiscuidad sexológica
Por PABLO ASTUDILLO: Médico, Magister en Sexología de la Universidad de Alcala de Henares

Promiscuidad significa mezcla, confusión. En nuestros días, el hecho sexual humano es más que nunca un hecho promiscuo, donde todo se mezcla y se confunde. Jamás hubo tanta información y, sin embargo, jamás se produjo tanto aturdimiento respecto a lo sexual.Con frecuencia se utilizan los términos sexo y sexualidad como sinónimos. Parece que la sexualidad es más fina o más humana mientras que, el sexo es más grosero o más animal. Confundir sexo con sexualidad es como confundir persona con personalidad o razón con racionalidad.

Otra confusión, no menos grave, es confundir el sexo con la erótica, lo que somos por lo que hacemos. Confundir sexo con erótica es confundir la persona con sus hábitos o la democracia con el sufragio.

Otra bastante frecuente es la que confunde la sexología con los problemas sexuales. Es como confundir el derecho con los delitos o la enología con los borrachos.

El sexo no es algo que se tiene o algo que se hace, sino algo que se es, y porque somos, hacemos y tenemos. Somos hombres y mujeres, no hay más, sólo dos, hombres y mujeres, por ello tenemos atributos femeninos y masculinos.

La condición de ser sexuado no es disyuntiva (sexo = sexar = separar) sino incluyente, es decir no somos hombres o mujeres, sino hombres y mujeres. Ya que  lo sexos, no sólo conviven en el mundo, en las calles, en los trabajos, en las camas, sino que conviven en el interior de cada individuo que es inexorablemente, intersexual.

Ahora bien ¿Qué es ser hombre? ¿Qué es ser mujer? Estas son las preguntas que dan sentido a una ciencia llamada sexología, una disciplina científica que se ocupa de hombres, mujeres y sus relaciones.

Son muchos y muy complejos los mecanismos, biológicos, psicológicos y sociales que nos hacen ser hombres o mujeres, cuando todos ellos son coherentes entre sí, el asunto es fácil. Pero lo más probable es que haya incoherencias entre unos y otros, esto hace que no sea tan fácil el asunto de ser hombre o mujer.

Que una persona tenga unos u otros genitales no explica cuál es su sexo. Tampoco explica su sexualidad (¿será masculina o femenina? ¿será homo o hetero?) y mucho menos, cómo se desarrollará su peculiar erótica ( ¿será casto? ¿se masturbará?)

Cuando la realidad es tan diversa y compleja,  el mejor modo de no entender es mezclar todo y confundirlo. Hacerlo promiscuo. Por eso agradezco a quienes alientan porque circule el conocimiento sexual científico y razonable.

Fuerza a El Cuco para una sexualidad libre y feliz!