Miles de indígenas del departamento Nariño despejaron varias rutas que mantenían bloqueadas desde la semana pasada en el contexto de la huelga de productores rurales, tras llegar a un acuerdo con el gobierno, pero la protesta se cobró la sexta víctima fatal en Boyacá, en el centro del país.
Edgar Márquez, conductor de un ómnibus que cubría la ruta entre Bogotá y Sogamoso, en Boyacá, falleció esta madrugada tras haber recibido en su rostro una pedrada arrojada contra su vehículo, en una de las zonas más afectadas por la protesta iniciada el 19 de agosto pasado, informó la agencia de noticias EFE.
Mientras tanto, en Ipiales, municipio de Nariño, se esperaba esta tarde la llegada del presidente Juan Manuel Santos para refrendar el acuerdo que el ministro del Interior, Fernando Carrillo, suscribió con líderes de las comunidades aborígenes Los Pastos y Quillacinga.
Ese acuerdo abre paso a un diálogo luego de que Santos dijera días atrás que impulsará un “pacto nacional para el sector agropecuario y el desarrollo rural”, con el objeto de satisfacer las demandas de los agricultores.
Unos 30.000 productores de café, papa, cebolla, arroz y leche iniciaron el 19 de agosto una huelga por tiempo indefinido en demanda de rebajas a los precios de insumos y rechazo a tratados de libre comercio firmados por el país en los últimos años.
En los momentos más tensos de la protesta llegaron a estar bloqueadas más de 40 rutas en 16 de los 32 departamentos colombianos, lo que produjo continuos enfrentamientos entre manifestantes y policías antimotines, lo que provocó seis muertos y decenas de heridos y detenidos, recordó la agencia de noticias DPA.
Santos dijo el miércoles pasado que estaba dispuesto a aceptar la demanda y anunció que incluso eliminará los aranceles a la importación de algunos fertilizantes.
Asimismo, afirmó que su gobierno aplicará mecanismos como la imposición de aranceles o la cancelación de importaciones de productos agrícolas que están ingresando al país a precios muy bajos.
Pero la tensión creció el jueves a raíz de actos de vandalismo y saqueos ocurridos en Bogotá durante varias marchas de sindicalistas y estudiantes en apoyo a los agricultores.
El jefe del Estado ordenó la militarización de Bogotá, varios de cuyos distritos quedaron bajo toque de queda, y unos 50.000 efectivos del Ejército fueron enviados en apoyo de los cerca de 20.000 policías que trataban de desbloquear las rutas.
Los líderes de la movilización decidieron el viernes despejar las rutas mientras avanzaban las conversaciones con el gobierno en Tunja, capital del departamento Boyacá, aunque los manifestantes en Nariño dijeron que seguirían los bloqueos hasta que un delegado del gobierno dialogara personalmente con ellos.
Tras el envío de Carrillo a Nariño y la suscripción del acuerdo, sólo en el departamento sureño Caquetá se mantenían hoy bloqueadas algunas rutas, por lo que autoridades locales pidieron auxilio al gobierno central, por el desabastecimiento de alimentos y combustible.
Fuente: Télam