El 21 de agosto de 1946, el Senado de la Nación aprueba el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo y que establece luego la Ley N° 13010. Poco después, María Eva Duarte de Perón visita la Cámara de Diputados para reclamar ante los legisladores Ricardo Guardo, Raúl Bustos Fierro, Oscar Albrieu y Alcides Montiel el pronto tratamiento del proyecto.
El proyecto fue impulsado por Eva Duarte, quien en uno de sus discursos se refiere al mismo: «El cambio ha sido largo y penoso, pero para gloria de la mujer –reivindicadora infatigable de sus derechos esenciales- los obstáculos opuestos no la acobardan: por el contrario, le servirán de estímulo y acicate para seguir la lucha con la fe puesta en Dios, en el porvenir de la Patria y en el General Perón.
Tenemos para conquistar y merecer lo nuestro tres bases insobornables, inconmovibles: ilimitada confianza en Dios y en su infinita justicia: una patria incomparable a la cual amar con pasión y un Líder al que el destino modeló para enfrentar victoriosamente los problemas de la época: el General Perón.
…El voto femenino significa una responsabilidad que nos alcanza a nosotras. Las mujeres peronistas, en la misma proporción que a los hombres. Casi me atrevería a decir que nos alcanza doblemente: por un lado en nuestra condición de ciudadanos, y por otro lado, en razón de que somos nosotras las mujeres la columna básica del hogar, la garantía de su permanencia y las inspiradoras de su fe…
Hoy la escuela y el hogar ya no son términos contradictorios y separados, como partes de un mismo todo que sigue una línea similar con un solo objetivo único y superior: forjar las generaciones que nos han de seguir en el esfuerzo y la tarea de hacer una Patria mayor, una sociedad más justa y una comunidad nacional más unida y más fraterna. En las escuelas reposa sobre los maestros esa misión superior: en el hogar, ese honor le cabe a la mujer».