El tribunal condenó a cinco de los siete acusados por la tentativa de homicidio de Píparo y la muerte del bebé que nació tras el ataque. Los otros dos fueron absueltos. La mujer dijo que está “conforme” con el fallo y pidió mayor seguridad bancaria.
Cinco de los siete imputados por la agresión que sufrió Carolina Píparo durante una salidera bancaria que derivó en una cesárea y la muerte –una semana después– del bebé que esperaba fueron condenados a prisión perpetua. Los otros dos acusados resultaron absueltos. El tribunal platense determinó que tanto la agresión a la víctima como el “homicidio” de Isidro, el bebé que gestaba, tuvieron como finalidad llevar a cabo el robo y encubrirlo. “Estoy conforme con el fallo”, dijo Píparo, en una conferencia de prensa improvisada en el estudio de Fernando Burlando, su abogado. El fallo considera que Isidro “nació, tuvo existencia como persona desde el punto de vista biológico y desde el punto de vista jurídico”, descartando la postura de las distintas defensas que destacaron que llegó al mundo sin signos vitales y con un daño cerebral irreversible.
El fallo unánime de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de La Plata fue recibido con llantos y un extenso abrazo entre Píparo y su marido, Juan Ignacio Buzzali. “Se habla de condena ejemplar. No. Perpetua es lo que merece una persona que quita la vida. El ejemplo tiene que ser la efectividad de la pena. Si recibieron 25 años, que los cumplan”, dijo luego ella. El fiscal Marcelo Romero opinó que el fallo sienta jurisprudencia. “Isidro (nombre elegido para el bebé que gestaba Píparo) fue una persona independiente de su madre, y matar a otro en el Código Penal argentino es un homicidio”, aseguró el fiscal.
El tribunal marcó algunas diferencias con la querella y la fiscalía. Para empezar, la jueza Silvia Hoerr, quien redactó la mayor parte del fallo, descartó la aplicación de la figura de asociación ilícita. “No encuentro acreditada la existencia de una asociación destinada a delinquir”, aclaró. Para ella fue un trato “transitorio” entre los cinco imputados. Sin embargo, a todos ellos les extendió la responsabilidad de “tentativa de homicidio” de Píparo y la muerte del bebé que gestaba. “Se ha acreditado el acuerdo en la modalidad de violencia utilizada para perfeccionar el ilícito objetivo”, dice el fallo.
Las defensas de Miguel Angel Silva, Juan Calvimonte, Carlos Jordán Juárez y Luciano López, cuatro de los cinco condenados, habían solicitado, si eran condenados, no ser castigados de la misma forma que el autor material del disparo, el joven Carlos Moreno. Para el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de La Plata, “el resultado muerte no se encontraba fuera del ámbito de previsibilidad”. Los otros acusados, Carlos Burgos y Augusto Claramonte, señalado éste como quien daba asesoramiento legal a la banda, fueron absueltos por el beneficio de la duda y la falta de pruebas, respectivamente. El fiscal había pedido 15 años para cada uno.
Respecto de los condenados, por testimonios y cruces telefónicos, se determinó que Jordán Juárez, alias “el gordo Carlos”, era el jefe; Silva, el marcador y algo más; mientras que Calvimonte proveía logística y se encargó de reclutar a los dos condenados jóvenes: López, con quien trabajaba en una marmolería en Berisso, y Moreno. Estos últimos llegaron en moto a la casa de Píparo y el segundo abordó a ella y a su madre, María Ema Cometa. Ambas regresaban de la sucursal del banco Santander Río, en el cruce de las calles 7 y 42 de La Plata, donde retiraron 10 mil dólares y 13 mil pesos para firmar la escritura de su casa.
Silva, alias “Pimienta”, confesó su participación en el hecho y brindó detalles que permitieron más detenciones; su estrategia fue tratar de limitarse a su rol de marcador. El fallo, sin embargo, advierte que solía comprar coches para distintos delitos y venderlos al poco tiempo en la misma concesionaria. El mismo día del ataque, el 29 de julio de 2010, quiso vender el auto utilizado para seguir a las víctimas.
“Yo a Calvimonte lo conozco del barrio. Es el que me llevó a esto, es decir, a cometer el hecho por el cual estoy detenido… Nos proponía robos en donde hubiera plata, escruches, entrar a casas con armas. Este tipo de laburos era el que ofrecía Calvimonte”, declaró López durante la instrucción. La conexión entre Jordán Juárez, el jefe, y Calvimonte quedó probada por alrededor de 300 llamadas, de uno y otro celular, entre diciembre de 2009 y agosto de 2010.
En la sentencia se pide investigar al Departamento de Investigaciones de La Matanza por las circunstancias que rodearon la detención de Jordán Juárez, quien según “Pimienta” tenía aceitadas relaciones policiales en el partido y en San Isidro.
El tema más espinoso del caso, tal como reconoció el fiscal, era determinar si la muerte del bebé, tras una cesárea el mismo día del ataque, fue un “aborto provocado” o un “homicidio”. Según recoge el fallo, todos los médicos intervinientes aseguraron que tras estabilizar a Píparo fue necesario practicar una cesárea para salvarle la vida a ella, en primer lugar, “en base a protocolos internacionales”, según dijo la cirujana Graciela Badín, extensamente citada en el veredicto. “Clínicamente era un bebé, de aspecto saludable”, dijo la profesional. Otros colegas citados hablaron de “un hermoso bebé” y de una “vida extrauterina”.
La perito médico-patóloga Claudia Del Giorgio declaró al respecto que el grado de hipoxia, falta de aire producto de la delicada situación de Píparo, “era severo porque era generalizada y sistémica”. El fallo, citando a la misma profesional, advierte que existía “un cuadro de encefalopatía hipóxita, necrosis cerebelosa y cerebral”. Todos los profesionales intervinientes recordaron que fueron precisos diez minutos de reanimación para que le latiera el corazón de forma regular. La falta de aire en el cerebro, presente desde el mismo momento de la cesárea, fue el principal motivo del deceso, una semana después.
“De la filmación presenciada durante el desarrollo de las audiencias y del testimonio aportado por los empleados administrativos y de seguridad del banco, es dable advertir el poco compromiso de quienes tenían a su cargo la alta responsabilidad de velar por el cuidado de sus clientes”, se observa en el fallo. También se afirma que dentro del banco a Píparo le entregaron “sumas de dinero sin observar a las demás personas que se hallaban dentro del local y que no realizaban operatoria alguna, deambulando por el interior del mismo sin ninguna razón”.
Tras la lectura del fallo, en una oficina de Burlando, a una cuadra del tribunal, Píparo aseguró: “Tuvo que morir Isidro para que se ataque este tema y se traten las salideras. Este no es un caso ‘bisagra’. Es un caso como muchísimos otros”. Luego refirió que faltaban más medidas de seguridad en los bancos y pidió al gobierno nacional que anteponga la seguridad a la resolución de los problemas económicos.
Fuente: Página 12