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Ayuda para padres: cuando los chicos son hiperactivos o distraídos

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Por Magdalena Médico*

El Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención – Síndrome de Déficit de Atención (ADHD- ADD) es un síndrome cuya tríada característica es: inatención, impulsividad, hiperactividad.

La causa es un desbalance neuroquímico entre las sustancias que nos permiten prestar atención y concentrarnos. Esto hace que la persona no pueda mantener la atención, salvo que se trate de algo novedoso o de máximo interés para la misma. Esto explica que los chicos molesten en clases, no terminen las tareas o sean calificados de haraganes, porque “hacen sólo lo que les gusta”.

La impulsividad interfiere con cualquier intento de concentración, resultan desorganizados, con poco sentido común, soslayan lo obvio. Parece que no escuchan. Como si tuvieran una energía inagotable.

Se resisten a ir a dormir,  lo hacen muy tarde cuando los padres están agotados. Caen exhaustos y durante el sueño se muestran inquietos. Se despiertan temprano, llenos de energía. No reconocen situaciones de riesgo, se accidentan con facilidad, no obedecen órdenes paternas. Al hacer las compras en el supermercado tocan todo y son protagonistas de pataletas al ser reprendidos. Es marcada la predisposición a las rabietas y ataques de cólera. Suelen responsabilizar a otros de sus faltas.

Estos niños demandan atención constante de parte de sus padres y maestros, motivando la sensación de ser una tarea agotadora para los responsables.

Los que padecen hiperactividad son fácilmente detectados. Lamentablemente aquellos que presentan preponderantemente el déficit de atención, al ser los “calladitos” de la clase llegan más tarde a la consulta. Ellos son calificados como distraídos, siempre están volando. Ambos tienen pocos amigos, si los tienen. Unos por impulsivos- agresivos y los otros porque se aíslan.

No logran prestar atención, no terminan tareas.  A pesar de su buen nivel intelectual los resultados son muy pobres. Si los responsables del cuidado del niño no tienen en claro el cuadro clínico, pasan a reforzar los efectos negativos sobre la autoestima del pequeño. Él duda de su capacidad, y como intenta repetida e infructuosamente satisfacer las demandas de sus padres y maestros llega a la conclusión de que haga lo que haga el resultado será igual. Con la autoestima baja, pasan mintiendo sobre sus calificaciones e intentan destacarse en algo. Generalmente se transforman en el  payaso de la clase, el que se anima a hacer lo que otros no hacen, como desafiar la autoridad.

El tratamiento es importante por las consecuencias que acarrea este síndrome.

*Especialista en Neurología Pediátrica y Nutrición Infantil