Por Rodrigo Hinojosa
La reforma de la Constitución, tema actual, tema candente, tema que pone a personas comunes y corrientes en el rol de ciudadanos responsables de sí mismos y del rol del Estado. Hoy parece que la provincia está en esos momentos donde el debate se va a dar, se está dando, el momento donde la historia se detiene, para ser mirada e interpelada en el futuro, pero seguramente para dar una guía.
La letra actual de la Constitución de la provincia de Mendoza tiene casi cien años. Durante muchas décadas la misma ha regido nuestra vida como ciudadanos, ha ordenado el manejo del Estado, ha regulado las relaciones políticas, ha sido al fin y al cabo lo que una Constitución es para cualquier sociedad: su ley máxima, la madre de todas las leyes, su máxima norma de convivencia en comunidad y de desarrollo individual. Cada uno podrá sacar sus propias conclusiones en relación a ésta, pero lo cierto es que nuestra comunidad ha sido ordenada y regida bajo el marco normativo de nuestra Carta Magna. Todos, absolutamente todos, hemos estado bajo su tutela.
Ahora bien ¿cuán efectiva es una ley que se escribió hace casi cien años, hoy en el siglo XXI? Seguramente es un punto a reflexionar. Que sea antigua no quiere decir que sea mala, de hecho alguien podría sugerir quizás que es una constitución con experiencia, sin embargo esa seria, en todo caso, una cualidad aplicable a un ser humano, pero no lo es para la letra escrita, inmóvil.
Los tiempos seguramente se modificaron, el principio del siglo XX no tiene nada que ver con este siglo XXI, la población se triplicó, las necesidades cambiaron, nuevos actores se incorporaron, los sueños de los mendocinos son distintos, sus expectativas, su anhelos, ¿no deberíamos acaso, como nuevos actores, darnos al menos la discusión sobre algunas cosas a reformar?
Para ejemplo, basta citar tres puntos que muestran la necesidad de una modificación: hoy, por normativa constitucional, las personas con discapacidades no pueden ocupar un lugar en las bancas de legisladores provinciales; no hay en ninguna parte de la actual constitución un escrito que hable sobre los derechos ambientales; no todos los departamentos tienen hoy representación parlamentaria. Estos tres puntos, seguramente deben ser discutidos, porque la Constitución del ’16 no visualizó que en el siglo próximo íbamos a estar el borde del colapso ambiental. Tampoco, que departamentos como San Carlos pedirían tener voz y voto en la legislatura; ni mucho menos, dimensiono las múltiples capacidades de los que, aún hoy son mal llamados “discapacitados”.
Desde esta columna solo pretendemos aportar al debate, ni por vieja ni por nueva una Constitución es buena en sí misma, sino en cuanto sea útil para sus ciudadanos, acorde a las necesidades y por sobre todo que nos regule como comunidad. Hoy el debate está presente, yo opto por debatir, aunque sea común en algunos dirigentes políticos optar por patear la pelota hacia adelante.
Un comentario
bla bla..puro lobby q esconde la verdadera razón,,……la re elección de Pérez. Los derechos que mencionas ya están contenidos en la Nacional con la reforma del 94. Y en cuanto a la «representación» departamental, tal vez sea ése el punto a tratar.Pero para eso no hace falta modificar la Constitución, sino solamente enmendarla en un solo artículo….Y listo.
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