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Reafirmando el «Nunca Más»

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Por Juan Jofre

«Hay quienes estarían felices de que se produzca una corrida financiera que devaluara nuestra moneda para que sus negocios tengan más rentabilidad. Mejor aún si eso deja altos porcentajes de desocupados porque les permitiría bajar los sueldos y echar trabajadores cuando les guste».

Los medios de comunicación, los periodistas, los columnistas, no somos neutrales ni independientes, eso en periodismo no existe (en ninguna actividad existe). Cualquier persona que opina, razona o escribe lo hace desde un lugar, con sus principios y valores. Quien escribe manifiesta en estas líneas su profundo deseo de no volver a tener interrupciones a la democracia, de NUNCA MÁS un Golpe de Estado, NUNCA MAS una minoría conservadora arrasando la voluntad popular.

También blanqueo que defiendo la democracia, la libertad, la justicia, la igualdad. Estoy en contra de los atropellos y de los privilegios de unos que pasan por encima de los derechos de otros, y en contra de aquellos que ocultan y mienten como la mayoría de los medios de (in) comunicación. Lo reafirmo porque en el aire del país soplan vientos golpistas impulsados por lo peor de lo peor que tenemos en nuestro presente: sectores de poder conformados en la dictadura y en la década neoliberal  de los 90` que traicionaron, endeudaron, saquearon, desaparecieron y mataron a seres humanos de su mismo pueblo.

No lo digo por el ciudadano común que no está de acuerdo con algunas políticas del Gobierno Nacional y participó del 8 N, ni lo digo por aquellos que por convicciones adhirieron al Paro General del 20 N. Aunque algunos de ellos enarbolan banderas golpistas, destituyentes y violentas, creo (y espero) que si reflexionan un ratito preferirían resolver las diferencias de forma democrática.

Lo de golpistas lo digo por aquellos sectores de poder que siempre pierden influencia, dinero y peso en las decisiones cuando la democracia se hace real. Con nombres específicos me refiero a la Sociedad Rural (y demás agrupaciones de la patronal del sector agrario), Clarín (y otros medios monopólicos), gremialistas corporizados (Moyano, Barrionuevo, Blas, etc), políticos neoliberales que no pueden blanquear su proyecto político porque aclararían que les gusta la España de hoy (Macri, De Narváez, Redrado, De la Sota y muchos más). Estos sectores han perdidos privilegios que no están dispuestos a perder, y que van a defender aún pasando por sobre los derechos de todos los ciudadanos argentinos.

Un poquito de historia siempre viene bien

La Sociedad Rural y sus aliados se han llenado de plata en los peores momentos de la historia. Desde la Campaña del Desierto apropiándose de tierras de los Pueblos Originarios, pasando por las dictaduras y sus planes económicos de agro exportación, y la nefasta época del uno a uno (peso-dólar) donde vivíamos endeudados y agachando la cabeza frente a las órdenes del Banco Mundial, FMI, y los sectores financieros que hoy matan gente en toda Europa.

Los gremios del transporte y los servicios (no todos), que se beneficiaron con el desmantelamiento del ferrocarril, y las políticas destructoras de la industria nacional, bancando un modelo de país agroexportador y de servicios que generó una desocupación cercana al 30%.

Los políticos neoliberales, amigos de los asesinos de la patria financiera, que permitieron entre otras cosas las corridas financieras como el corralito, la entrega de los bienes y empresas del Estado, pagando con cuasi monedas (lecop, lecor, etc.), recortando salarios, eliminando jubilaciones y reprimiendo con armas de fuego y muerte a los ciudadanos que protestaban y resistían esas políticas.

Hoy vivimos en un país con muchos problemas y discusiones, lleno de disidencias y formas de ver las cosas, pero con todas las posibilidades de expresarse, de participar en partidos políticos y de resolver democráticamente nuestros problemas.

La economía es dinámica y las decisiones que en algún momento beneficiaron a ciertos sectores y les permitieron recuperaciones históricas, en otros momentos no los benefician tanto. Esto es normal, es lógico y es propio de pueblos que quieren ir armando su país tomando decisiones soberanas.

Pero hay corporaciones que no miran el todo, solo miran el árbol, su árbol. No piensan sus problemas en un contexto global, general, sino que se enceguecen en sus propios reclamos sectoriales sin importar los derechos y opiniones de los demás. Hay sectores rurales (también algunos industriales) que prefieren producir para exportar y alimentar otros pueblos, aunque eso sea a costa de la pobreza de sus propios compatriotas.

Hay quienes estarían felices de que se produzca una corrida financiera que devaluara nuestra moneda para que sus negocios tengan más rentabilidad; mejor aún si eso deja altos porcentajes de desocupados porque les permitiría bajar los sueldo y echar trabajadores cuando les guste.

Hay grupos que quieren conservar la fuerza de presión que siempre han tenido, aunque sea a costa de unirse con quienes ayer los mataban o los condenaban al hambre, aunque tengan que ir contra del Gobierno que les ha devuelto herramientas legales fundamentales para defender sus intereses: paritarias, consejo del salario y libres manifestaciones (sin represión).

Ciudadano, lector, amigos y también disidentes con mi punto de vista: manifestarse y expresarse está muy bueno porque demuestra que nos movemos, que deseamos y que soñamos. Que no nos repriman está mejor aún. Que nos cubran todos los medios es inmejorable. Que participemos en partidos políticos con gente que piensa parecido sería ideal. Que no les hagamos el “caldo gordo” a los conservadores que ocultan sus verdaderos intereses sería un acto de conciencia democrática y ciudadana digno de ser aplaudido.

Lea, escuche, charle, vea, piense. Fíjese a quien beneficia con sus decisiones, acciones y omisiones. Es la forma de ir construyendo y madurando esa democracia que nos llevará a acercarnos a ese anhelo llamado “bienestar general”.