Conmoción y misterio en la localidad bonaerense de Villa Rosa, escenario de sucesivos y macabros hallazgos de restos de animales envenenados. La matanza de mascotas comenzó durante una entradera a una vivienda, pero continuó en los días posteriores.
Por lo tanto, sus dueños vinculan el atraco con las muertes de sus canes y gatos, sospechando que semejante accionar es parte de un modus operandi para irrumpir, con fines de robo, en sus residencias.
En consecuencia, la Dirección de Zoonosis local y las autoridades judiciales investigan las causas y las sustancias mediante las cuales murieron decenas de animales. En las primeras horas de ayer, una mujer encontró en el jardín de su propiedad a su perro sin signos vitales, y a sus pocos metros, restos de carne picada, que al parecer ingirió minutos antes de su deceso.
La mascota representa el vigésimo primer caso de matanza de animales, la cual comenzó en la noche del domingo, en el marco de una entradera a un domicilio cercano. En este sentido, una de las moradoras damnificadas, Natalia Vega, detalló a Crónica que «ese día entraron a la casa de un vecino, a quien le provocaron una herida de arma de fuego en un brazo. Pero para ingresar, previamente mataron a sus dos perros, envenenándolos».
Por si fuera poco, se registraron sucesos similares el lunes y martes siguientes, dado que canes y gatos fueron encontrados por sus dueños sin reacción vital alguna. Justamente Natalia fue una de ellas, quien relató que «en la mañana del martes, cuando regreso de llevar a mi hija al colegio, bajo del auto y veo a mis tres perros y a mi gatita tirados en la vereda, sin moverse, con los ojos abiertos, pero estaban muertos».
En este sentido, la mujer reconoció que «los matan tirándoles bollitos de carne picada. Todavía no sabemos qué veneno usaron, pero Zoonosis ya se llevó las muestras para determinar las sustancias y las causas». En forma personal, Vega confesó que «estamos muy doloridos y con bronca, porque no podemos entender que alguien hago algo así. Mi hija no puede superar lo de su gata Moly, eran la una para la otra, dormían juntas. Después la gata la ayudaba a abrir la puerta para que la nena saliera rumbo al colegio. Esto jamás pasó en los catorce años que vivo en la zona».
Esto coincide con el resto de la comunidad, que aguarda por el avance de la investigación policial a cargo del Destacamento de Zelaya, donde las víctimas radicaron la denuncia.
Fuente: Crónica