Se trata de un hecho cometido en noviembre de 2015, en el barrio Corazón de Jesús. La víctima vivía en Tunuyán.
Tres hermanos son juzgados por el asesinato de Néstor Fabián Fernández (48), un chofer de Tunuyán que fue asesinado mientras compraba un auto en Maipú.
Los imputados son José Luis y Rodrigo Carranzani y el hermano menor de ellos. Todos son juzgados por homicidio criminis causa, delito que tiene como pena la prisión perpetua.
El debate tuvo su primera jornada el martes pasado, cuando declararon la mujer del hombre asesinado y dos de sus hijos.
Los tres acompañaron a Fernández, en noviembre de 2015, al barrio Corazón de Jesús de Maipú, donde fue asesinado.
Todos afirmaron que Fernández quería comprar un auto barato y que recurrió a los avisos clasificados, donde encontró un Fiat 147 a buen precio.
Los integrantes de la familia Fernández, a bordo del Ford Focus familiar, fueron hasta la manzana D del barrio Corazón de Jesús y comenzaron una morosa negociación que no llegó a buen puerto.
El expediente
De acuerdo con el expediente, cuando se estaban por ir aparecieron Rodrigo y José Luis Carranzani.
El primero se acercó al conductor y habría amenazado con un arma a la mujerque estaba atrás y que tenía el dinero; el segundo, abrió una puerta trasera y forcejeó con la mujer que se bajó del vehículo y se dirigió a la casa del vendedor del auto, quien le cerró la puerta en la cara impidiendo su ingreso.
En ese momento, Fernández se bajó del auto con la intención de defender a su mujer. Luego de forcejar con Rodrigo, este le habría disparado dos veces desde corta distancia. Una de la balas impactó en la cabeza y la otra en el tórax, produciéndole la muerte.
Después del asesinato la mujer declaró que a su marido la ejecutaron de corta distancia.
En cambio, los dos hijos que también forcejearon contra uno de los homicidas sostuvieron que su padre murió luego de que le dispararan durante el forcejeo que protagonizaron ellos.
El debate
Ahora, durante el debate que preside el juez Roberto Uliarte, con la participación de la fiscal Laura Rousselle y el defensor Raúl Sánchez, los tres coincidieron en su declaración, afirmando que los disparos fueron efectuados desde una distancia muy corta.
Luego se produjo una novedad: declaró un médico del Cuerpo Médico Forense y dijo que los dos disparos fueron realizados a muy corta distancia.
El proyectil que ingresó en el tórax fue realizado a unos 60 centímetros de distancia, en tanto que el disparo en la cabeza se realizó de una distancia que en balística se conoce como «próximo absoluto» con «apoyo firme».
Es decir que el homicida apoyó el arma en la cabeza de la víctima. Por eso el orificio es de borde estrellado y no dejó el clásico tatuaje.
Fuente: Los Andes