Hoy ha sido un día con muchos mensajes, mucha emoción, muchas experiencias compartidas por familias que tienen entre sus miembros a alguien con síndrome de Down. Todos los mensajes han sido de felicidad, de superación, de amor y agradecimiento. A continuación, compartimos dos mensajes, el primero de una hermana que cuenta cómo fue la experiencia de recibir a un hermano con el síndrome, y cuánto han aprendido. El otro texto, es un posteo que realizó una mamá en su facebook, agradeciendo a Dios por enviarles a Clarita, una niña con síndrome de Down, “una maestra para enseñarles a amar”.
Fernanda Molina de Eugenio Bustos nos cuenta cómo es su vida junto a César
“Para mi como hermana, que César llegara a nuestras vidas fue todo un desafío, desafío porque en la sociedad en la cual vivimos el tema inclusión no esta bien visto! La verdad, siendo honesta, fue un cambio muy drástico para la familia en general, pero un muy buen y gran cambio porque como familia nos unió un montón y a nosotros como hermanos ni te digo.
Nos convertimos en una especie de barrera y escudo protector para César ante todo! barrera que bajamos cuando nos dimos cuenta y vimos que el amor de la gente hacia el era sincero y verdadero, sin prejuicios, sin maldad. El amor transforma, te hace mejor persona y de la mano de César nos transformó a todos! Además, nos enorgullece cada día con las ganas que le pone para aprender, para superarse. César tiene 9 años, y le ha tocado enfrentar un montón de cosas por lo que le toca vivir, viajando desde lejos a la escuela, yendo a terapias de aprendizaje y terapias ocupacionales. Él se pone desafíos y los supera, y para nosotros, nada mejor que «nuestro niño especial» culpa sus sueños y metas.
Hay una frase que dice, que el síndrome de down es contagioso, y que si sos familiar o cercano a un ser así podes presentar ciertos síntomas, síntomas como «ver el mundo de una manera diferente, comenzar a fijarte en lo verdaderamente importante, sentir una extraña sensación de felicidad que te aborda continuamente, te volvés mas agradecido y empático y el mejor síntoma de todos, es que siempre te vas a sentir amado» y eso es lo que César es para nosotros, y es así como él transformó mi vida!”
María Irene Rousseau habla de “la maestra que le enseñó a amar”
“Amo con el alma a una persona con síndrome de down… la amo sin límites sin fronteras sin prejuicios sin condiciones. La amo porque es mi hija y por que ella me enseñó a amar así. La vida me dio dos regalos dos motivos dos razones Clarita y Fernando. Anoche Fernando me preguntaba por qué el no tenía el síndrome y le expliqué que el también es especial, que todos lo somos. Sin embargo no puedo dejar de agradecer a Dios que nos mandara a una maestra para enseñarnos como se debe amar”.
