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Huertas en las escuelas: docentes del Valle de Uco se capacitaron en el INTA La Consulta

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Alrededor de 95 instituciones de la región cuentan con una huerta escolar. Son acompañadas por el INTA y el ProHuerta.

En el marco del programa Una escuela una huerta, articulado entre la Dirección General de Escuelas (DGE), INTA-ProHuerta, el Departamento General de Irrigación (DGI) y la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, se realizó en la Estación Experimental INTA La Consulta una capacitación destinada a los docentes del Valle de Uco que están a cargo de las huertas escolares.

Iván Quiroga del INTA La Consulta afirmó que se está siguiendo con un ciclo de capacitaciones para que los docentes puedan compartir los conocimientos con los estudiantes y los padres, con el fin de que cada familia pueda generar sus propios alimentos. “Uno de los objetivos de ProHuerta es promocionar la seguridad alimentaria, se busca entonces que los docentes puedan capacitarse de forma permanente para que en conjunto podamos cumplir con esa meta”, señaló el técnico.

“La idea es que en todas las escuela se haga una huerta, aunque sea mínima, con producción en maceta por ejemplo, pero que los chicos vean que la pueden hacer en sus casas, que no es difícil y que no sólo se puede hacer en el campo. Estamos promoviendo otros sistemas como las huertas verticales para las zonas urbanas, siempre haciendo hincapié en la promoción de la seguridad alimentaria, en que se pueden producir alimentos sanos y baratos”, agregó Quiroga.

Durante la capacitación, divididos en grupos los educadores recorrieron diferentes estaciones dispuestas en la EEA INTA La Consulta. En la primera estación, que fue en el Banco de Germoplasma, se abordó sobre la producción y conservación de semillas, en la segunda sobre las propiedades, el uso y las formas de multiplicación de las plantas aromáticas, y en la tercera sobre compost, lombricultura y la preparación de almácigos. En esta última se expusieron además algunas tecnologías alternativas como los hornos solares y los gallineros móviles.

En la jornada participaron docentes de nivel inicial, primario y secundario. En el Valle de Uco actualmente son alrededor de 95 las escuelas que producen alimentos con el acompañamiento del INTA y el ProHuerta.

“La huerta es un espacio que nos permite articular todas las propuestas educativas, todos los espacios curriculares y desarrollar múltiples capacidades. No es sólo para un área, un nivel educativo, sino que es para todos. La huerta nos permite enfocar nuestros proyectos desde una visión sistémica, enriquece los procesos de aprendizaje porque los chicos aprenden en la práctica. Lo importante es además los valores que se desarrollan”, explicó Fabiana Álvarez, referente provincial del programa Una escuela una huerta, sobre la importancia pedagógica.

Las huertas en las escuelas

Con terreno propio o prestado, en zonas rurales o urbanas, con mucho esfuerzo y compromiso de los docentes, los celadores, los estudiantes y las familias, las huertas se han armado en diferentes escuelas del Valle de Uco. Cada una con distintas dificultades y logros, con muchas anécdotas que contar.

Cecilia Sánchez es maestra en La Consulta, de la escuela Clotilde Guillén de Rezzano del paraje rural Lotes Barraqueros, y de la escuela Saturnino Sosa que se ubica en el centro urbano del distrito sancarlino. En la primera –contó- empezaron con la huerta hace 3 años y con el acompañamiento del ProHuerta han construido minitúneles e instalado el sistema de riego por goteo, lo que representa un gran ahorro de agua para la escuela. En la segunda pudieron colocar una bomba hace poco y de esta manera solucionaron el problema que tenían para regar (si usaban el agua para los cultivos no alcanzaba a subir para el tanque del edificio); aquí además pudieron construir un pequeño invernadero.

“Ir a la huerta no es perder el tiempo, se trabajan temas tan importantes y tan valiosos como los que se trabajan en el aula”, comentó la docente sobre la experiencia. “A todos los niños les llama la atención, en la zona rural muchos tienen papás que trabajan en fincas y ellos mismos nos enseñan. Y para los del centro es una novedad, se llevan felices los plantines”, comentó.

Las actividades de la huerta son diversas y permiten desarrollar estrategias pedagógicas con chicos de diferentes edades. A la Escuela Especial 7-018 de Formación Integral de Tupungato asisten jóvenes entre 15 y 23 años con distintas discapacidades, y son ellos mismos los que trabajan la tierra. “Desde lo laboral aprenden a cumplir un horario, a saber utilizar diferentes herramientas, a regar por ejemplo. Pero además aprenden sobre el valor de plantar y cosechar los alimentos propios, el valor de saber qué están comiendo”, señaló el profesor Natalio Vitaliti.

“A través de la Agencia de Extensión del INTA de Tupungato y el ProHuerta conseguimos semillas, nos ayudaron a armar el invernadero y hemos realizado almácigos. Ahora estamos cosechando la producción de invierno: rabanito, acelga, espinaca, brócoli y lechuga”, manifestó.

Sin dudas el trabajo grupal y el aporte de las familias son sustanciales. Sandra Siman, maestra de la escuela Manuel Ruano de Tunuyán, contó que este año comenzaron a armar la huerta pero que antes de plantar tuvieron que recolectar tierra porque el suelo no era de buena calidad. También juntaron distintas herramientas.

“Para hacer el compost cada grado trajo diversos residuos ecológicos, los papás acompañaron y ayudaron. Hicimos cuatro canteros y la idea es, cuando cosechemos, comer nuestras verduras”, dijo la maestra. “La huerta aporta desde varios vectores, desde el cuidado del medio ambiente, el amor a la tierra, el trabajo grupal. La responsabilidad de cuidar las plantas y la enseñanza de la práctica, de ver lo que está en los libros en el campo. Se aprende, sobre todo, a que con la colaboración de todos es posible llevar adelante un proyecto”, finalizó.

Fuente: Prensa INTA