Como ellos, muchos buscan mejores oportunidades laborales y de formación en los cursos itinerantes que ofrece el Aula Taller Móvil ubicada en la Villa Cabecera.
Cuando el sol todavía no asoma, Oscar Vanoli (27) y Emiliano Gómez (18) repiten casi diariamente una rutina desde hace tres meses, haga frío, llueva o estén muy cansados. Abandonan el campo en donde trabajan de noche, contratados para cuidar animales, y emprenden el viaje de dos horas que tienen hasta el aula taller móvil, en donde estudian mecánica del automotor. A pesar de que la distancia entre la La Lonja, donde está el predio, y el centro de San Carlos no es mucha, cuentan que es lo que demoran a caballo, que es su medio de movilidad.
De botas, bombacha de gaucho, boina, pañuelo y a veces poncho, sin tiempo para pasar por sus casas, estos dos jóvenes sancarlinos atan los equinos a una orilla de la estructura itinerante en la que estudian hasta las 13. Así aprovechan uno de los cursos que recorren Mendoza para ofrecer formación profesional y capacitación laboral, que por primera vez llegaron al Valle de Uco.
De la región, en total en los próximos días ya tendrán sus diplomas alrededor de 100 jóvenes y adultos, egresados de mecánica, reparación de automotores, electricidad del automotor, herramientas informáticas y reparación de celulares.
Vanoli y Gómez no son los únicos, pero su historia es una de las tantas anónimas que cuando salen a la luz reflejan el esfuerzo de algunos jóvenes por progresar y aprovechar oportunidades de formación en zonas alejadas de los centros urbanos.
«Se me ocurrió inscribirme para aprender algo nuevo. Y porque siempre que vamos para el campo nos encontramos con vehículos rotos en el camino y antes no podíamos ayudar. Además de que es una posibilidad laboral. Muchos tienen que traer de las fincas al centro los vehículos para arreglarlos y ahora nosotros podríamos ofrecernos», comentó el mayor de los entrevistados, que hasta el momento había trabajado como ayudante de albañil y también en labores propias de la chacra.
Tanto él como su compañero de trabajo, y ahora de estudio, no dejan de concentrarse en el campo y la zona productiva como el territorio en donde poder aplicar lo aprendido durante estos meses sobre mecánica básica, pero están ávidos por seguir aprendiendo. «Ya estamos pensando en anotarnos para el curso de computación que viene», contó Oscar, que al igual que su amigo no han terminado aún la secundaria.
«Los únicos hierros que manejábamos eran los de la herradura», bromeó uno. «No sabíamos nada y ahora aprendimos mucho, sobre todo para arreglar motores gasoleros, que son los que más se ven en el campo», agregó el otro.
A la dupla se le suma una característica más: están entre los que mayor asistencia tienen. Vanoli no faltó ni siquiera una vez y Gómez sólo tiene dos faltas, que fueron alentadas porque se casó recientemente.
Al momento de responder cómo sobrellevan las 5 horas de cursado después de estar trabajando de noche, ya que arrancan con las clases teóricas y prácticas a las 8, ambos confesaron que el secreto está en descansar a la tarde y, destacaron que igualmente vale el esfuerzo.
Ellos pertenecen a uno de los tres grupos de alumnos que cursan en la villa cabecera de San Carlos en tres turnos. Allí se dictó reparación de automotores, electricidad del automotor y mecánica básica. En total son alrededor de 50 los que egresarán la próxima semana.
También a Tupungato llegó hace unos meses el programa federal Red Nacional de Aulas Talleres Móviles, que en la provincia es coordinado por la Dirección de Educación Técnica y Trabajo de la Dirección General de Escuelas (DGE). En esta comuna aprendieron, por su parte, sobre herramientas informáticas y reparación de celulares más de 50 jóvenes que desde hace unos días cuentan con sus diplomas.
«En tan solo meses hemos visto casi 100 personas graduadas entre Tupungato y San Carlos. En estos departamentos vuelven a comenzar nuevos cursos, y se espera que tal como ocurrió durante la primera mitad del año con los cursos ya transcurridos, se agoten los cupos. Eso habla de la necesidad que tiene la población, mayormente jóvenes, de formarse técnicamente», expresó Silvia Cornejo, delegada regional de la DGE, acerca de la función que cumplen.
Actualmente ya están por iniciarse herrería artesanal e informática, también en esas zonas.
Fuente: Diario Uno por Alejandra Adi