El trabajo infantil se redujo desde 2010. Los casos en Mendoza se concentran en torno a dos actividades productivas. La importancia del programa «Buena Cosecha».
De acuerdo con una encuesta realizada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica, cada vez hay menos trabajo infantil: según sus números, en 2010 había un 11,5% y en 2016 bajó a un 7,3%.
El trabajo infantil es ambiguo en algunos sectores. Algunos padres incluso lo naturalizan como una «ayuda», especialmente el trabajo de las niñas en tareas domésticas y de niños en áreas rurales y hornos de ladrillos.
Asimismo, se puede observar que el trabajo infantil se redujo en todas las áreas, sobre todo el trabajo en actividades económicas, en ambos sexos. Además, hubo una gran baja en el trabajo doméstico en área de las mujeres.
En Mendoza, Alejandro Jofré, Subsecretario de Trabajo y Empleo, explicó que la mayoría de los casos de trabajo infantil se detectan en la zona en donde se realizan actividades vitivinícolas y en la producción de ajo.
«En donde más hemos realizado inspecciones es en el Valle de Uco y Guaymallén», detalló.
Cuando se detecta algún caso, se realiza una multa, que en algunos casos llega a $500 mil y una denuncia penal , porque es una violación grave», agregó.
El funcionario contó que en este año se han realizado 11 inspecciones por denuncias de trabajo infantil, pero que solo en dos casos se confirmó que eran veraces.
Jofré también expresó que bajó el número de denuncias, aunque explicó que se debe a que el plan «Buena Cosecha» ayudó para que los padres pueden dejar a sus hijos en el jardín y no realizar las mismas actividades que ellos.
Sin embargo, afirmó que hay sectores -como en producción de ajo- que todavía no se adaptan a esta modalidad.
Problema que se intenta resolver a través del Programa Buena Cosecha
Emilce Vega, una de las encargadas del programa, explicó que este proyecto nació en Mendoza en 2009 con 131 centros y 300 chicos en el programa. «Ahora tenemos más de 6.000 niños y en el 2017 incorporamos a los hijos de los trabajadores de ladrilleros y de basurales», dijo.
Además, explicó que el trabajo infantil se puede detectar de dos maneras: puede ser a través de una denuncia anónima o por el protocolo de emergencia en donde los docentes descubren este tipo de situación.
Gavillucci Gampiera, maestra del jardín Huellitas de Amor, ubicado en Guaymallén, calificó el programa como una excelente idea, ya que ayuda a los niños a no realizar las mismas actividades que los padres. «Los chicos que vienen son muy humildes. Nuestra misión es contenerlos y que crezcan en todos los sentidos», explicó.
Además, la docente subrayó el trasfondo solidario de la iniciativa social. «Recibimos ayuda de los vecinos, con alimentos; los mismos padres, con las verduras que cosechan», detalló.
Por último, la maestra contó que es diferente dar clases acá que en otras escuelas, ya que aquí se prioriza la contención social. «Le recomiendo a las maestras que se sumen a este proyecto, yo hace 25 años que estoy en el jardín, y el año que viene me voy a jubilar», finalizó.
Fuente: Mdz