Por Rodrigo Hinojosa
Seguramente ya lo identificamos, fue el que apretó el gatillo, el que usó el cuchillo, el que se llevó las zapatillas… cada instante en donde nos sentamos a discutir sobre inseguridad interpelamos al oyente identificando, en primera instancia, al culpable. Después vienen la justicia, la policía, los “derechos humanos que son solo para los delincuentes”, el gobernador, el ministro de seguridad, los legisladores y así sigue la sucesión de culpabilidades eternas…
Los últimos días han sido de momentos agitados, la inseguridad nos invadió, nos sentimos acorralados, presos de la desesperanza que genera el sentirse vulnerable; los “miedos de comunicación” parecían atormentados frente a las penas de dolientes enlutados por la pérdida de alguien cercano, las marchas se multiplicaron, los oportunistas también, el dolor no halló respuesta (quizás porque el dolor de perder un ser querido y más aún, un hijo, no tiene respuesta). Sin embargo la noticia seguía mientras, el Tomba viajaba a Colombia. Y todo siguió más o menos igual.
Insisto, el responsable estaba identificado, era el que apretó el gatillo. Pero nadie dijo que las respuestas inmediatas a la inseguridad reproducidas hasta el hartazgo por los “miedos de comunicación”, van a ser seguramente responsables de más dolor.
Frente a las cámaras un vecino indignado insiste en la “ley del talión”: ojo por ojo, diente por diente; no reparará en armarse para hacer frente a los delincuentes. La nota se emite al menos cinco veces al día. Frente a eso descubro que un conocido periodista, pregonero de la defensa armada, en medio de un asalto se enfrentó a los tiros con los delincuentes; el saldo: dos delincuentes muertos, él malherido y su hijo en terapia intensiva por recibir varios balazos. Unos días después, un pibe de quince años, que fue a enfrentar,en compañía de sus familiares, a un delincuente que le robó la mochila, fue degollado… triste saldo el de la defensa directa, cuerpo a cuerpo, frente a la delincuencia.
Ahora si me lo pregunto ¿Quién es el responsable? El que apretó el gatillo. ¿Y el que cinco veces al día insiste con la violencia para enfrentar la violencia? ¿Quién se hace responsable por la pérdida de un pibe de quince años? Hace unos meses supe de la pérdida de un chico en un pabellón del ex Cose, murió calcinado; también he sabido de los pibes que mueren a diario en los barrios marginales de nuestras ciudades, e incluso en la de nuestros pueblos, a causa de las luchas entre bandas que se disputan el territorio: ninguno fue “merecedor” de una marcha pidiendo justicia por ellos. ¿Qué marchas se hicieron pidiendo por la seguridad a comer de los chicos que hoy son delincuentes? ¿Dónde estaban los precursores de la mano dura cuando se devastó la Argentina?
Quien ha sido víctima de un delito sabe de los sentimientos de abandono, bronca, dolor, miedo. Solo quien perdió a un ser querido puede saber el sufrimiento que se siente. Solo quien vivió marginado, sabe los sentimientos que día a día van echando raíces. Hoy trato de entender qué es lo que nos pasa, unos y otros tienen sus razones, unos, víctimas del hambre, otros, víctimas de la delincuencia. Pero también están los que irresponsablemente reproducen cientos de veces la violencia, el dolor, el morbo, generando y regenerando solo sentimientos de odio y venganza.
Hoy trato de entender qué es lo que nos pasa, y veo que el dolor y el odio se multiplican no solo en los hechos de “inseguridad”, sino particularmente en las crónicas mediáticas que usan y abusan del dolor ajeno. Yo si tengo al responsable, pero no es solo el que apretó el gatillo.
Un comentario
uy nene…pasale esa pestilente editorial al papa de matias…pero eso si,….un consejito….empeza a correr…o que te den una mano «los pibes» del cose que te compadecés. Que asquito nene.
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