> Calendario del Archivo de Noticias <

En 2016 se dejaron de vender 85 millones de litros de vino: el consumo per cápita cayó 9,2%

WhatsApp
Facebook
Twitter
Imprimir

La cifra corresponde sólo a la comercialización en el mercado interno. Según el INV, el consumo per cápita anual se ubicó en 21,59 litros, el más bajo del que se tenga referencia. En el sector industrial creen que será difícil recuperar lo perdido.

El consumo de vino en Argentina quedó en 21,59 litros per cápita en 2016. La suma alarma, significa una disminución del 9,2% con relación al año 2015, cuando esa medición se ubicaba en 23,78 per cápita.

El panorama para este año sigue sombrío y para los referentes del sector, una posible recuperación del consumo perdido vendría atada a la reactivación de la economía, la baja de la inflación y la contención de los precios pagados por la uva.

En consecuencia, si analizamos la comercialización total, mientras en 2015 se vendieron 10.268.631 hectolitros de fraccionado, en 2016 esa suma pasó a 9.416.301 hectolitros, lo que implica que se dejaron de vender 85 millones de litros de vino.

Atrás quedaron los consumos per cápita récord, la manera en que se toma vino cambió, la industria lo sabe, y con esta información ha tratado de innovar para atraer a nuevas generaciones, abrir espacios y conservar el volumen de venta.

Sin embargo, en 2016, tras la peor cosecha en más de medio siglo, el alza de los precios en la materia prima, que estuvo planchada por cuatro años, terminó influyendo junto con la inflación en el precio final en góndola.

Así, los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura muestran que si tomamos como base el año 2000 a la fecha el consumo per cápita cayó 42% pasando de 37,75 a 21,59 per cápita. Mientras que en el último año tras dos años de estabilidad, cayó 9%.

Qué ve la industria

Para Jean Poccard, CEO de bodega Bianchi, el principal problema de la caída en el mercado interno ha sido el incremento de precios: “Todos los vinos han aumentado sensiblemente en la góndola y creo que lo que está generándose es un escenario recesivo, donde es posible que los precios se acomoden y eso quizás reactive el mercado”.

Por su parte, Alberto Arizu, de Bodega Luigi Bosca, estimó que “el consumo ha caído muchísimo y se ubica en 21 litros per cápita. En el último año, todos los vinos aumentaron mucho en la góndola. Habrá que ver si se consolidan los precios de hoy”.

Para Arizu la posibilidad de recuperar consumo estará dada por el precio que se termine pagando por la materia prima “por supuesto que cualquier precio que hoy le des al productor por diferentes razones no le alcanza, pero nos tenemos que poner de acuerdo, de manera tal, que le sean razonables al productor pero a su vez que también sean razonables para poder comercializar”.

Este tema que plantea Arizu, ha sido objeto de discusión en diferentes sectores. Aún cuando según el último parte de cosecha del INV, en todo el país han ingresado 576.874.430 kilos, se han elaborado 205.648.964 litros de vino y 44.784.159 litros de mosto, los precios a pagar y los plazos, son materia de negociación.

Para tener una referencia: el aspirant se ha transado en valores por encima de la media , con ofrecimientos en algunos casos puntuales de hasta $ 40 por kilo, cuando el año pasado se pagó $ 10,56 el kilo, según el Observatorio Vitivinícola Argentino.

Para el caso de las criollas, las mosteras ya establecieron sus precios, y con poco meses de plazo de pago ofrecen $ 3 el kilo de criolla.

Para las tintas B, como por ejemplo bonarda, se habla de $ 10 el kilo, mientras que para el malbec dependiendo de la zona el precio se ubica alrededor de los $ 30 el kilo, el triple que el año pasado cuando el promedio era $ 11 según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.

Por lo tanto, con estos precios, que duplican o triplican lo pedido el año pasado, según señalan desde las bodegas es difícil encarar previsiones de aumento de consumo.

Para muchos el factor “precio” frente a otro tipo de bebidas está siendo clave a la hora de que el consumidor se vuelque por una botella de la bebida nacional o no.

La clave: reactivación de la economía

Las bodegas están expectantes por lo que pueda pasar, de hecho, las cristalerías en la industria, que son el termómetro de los embotellados, aseguran que las bodegas están pensando alguna reactivación del consumo.

En este sentido, Walter Formica, de Verallia, dijo a Los Andes que “el año pasado las bodegas en el primer semestre se stockearon y compraron por encima del promedio, sin embargo el consumo no acompañó. Este año las ventas son más parecidas a lo que sucedió en 2015 y 2014 en cuanto a volumen. Siempre hay que considerar que la primera parte del año los pedidos son más lentos”.

Cómo salir

Para los bodegueros lo que suceda con la economía nacional será clave, sin embargo, también hablan de hacer ajustes en toda la cadena, “creo que debemos trabajar muy fuerte hacia adentro de nuestras bodegas para encontrar la forma de ser cada día más competitivos y no esperar que las decisiones gubernamentales nos solucionen los problemas”, sintetizó Poccard, al tiempo que agregó que “debemos confiar en que el gobierno quiere que nos vaya bien, con lo cual a medida que el país se vaya encaminando seguramente se van a tomar las medidas macroeconómicas que van a hacer que nos parezcamos cada día más a los países normales, y que hoy no tienen la capacidad económica para tomarlas”.

Para el presidente de Coviar, Angel Leotta, el comportamiento de la economía general será clave.

“El mercado se va a comportar en función del plan económico que implemente el gobierno nacional. La caída del consumo que hubo en el mercado de vinos es por que a Doña Rosa no le alcanzó la plata. El gobierno presentó un programa económico que ha tenido un ajuste que nos ha llegado a todos, que nos está tocando y nos va seguir perjudicando porque la gente va a demorar en volver a consumir”.

“Que recuperemos mercado no depende de la industria sino de que se contenga la inflación y otros factores relacionados con la política nacional”, sintetizó Leotta.

Fuente: Los Andes