Ante miles de personas, en Rosario, la Presidenta reclamó a la Justicia que determine rápidamente qué había sucedido en Once. Luego, adelantó, tomará las “decisiones necesarias”. Sostuvo que había que recuperar el sistema de ferrocarriles.
“No esperen de mí jamás, ante el dolor de la muerte, ante la tragedia, la especulación de la foto y el discurso fácil, porque sé lo que es la muerte, lo que es el dolor, y no tolero a los que quieren aprovecharse de tanta tragedia, tanto dolor.” La expectativa por escuchar a Cristina Fernández de Kirchner había alcanzado casi el punto de ebullición. Fue una declaración de intenciones sin ambages: “Tenemos que volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina”, aseguró. “Voy a tomar las decisiones necesarias”, insistió. “Todo cuesta, porque todo son trabas, son muchos los palos en la rueda por donde vayas, son muchos los intereses”, denunció. “Lo que sí tendrá que haber –remató– es justicia. De una buena vez y para siempre.”
Con el Paraná a sus espaldas, en el acto por el Bicentenario de la creación de la bandera nacional, el escenario para este discurso no fue el habitual. Antes de que hablara la Presidenta, un actor disfrazado de Belgrano había tomado un juramento simbólico a la insignia nacional. Los anfitriones, la intendenta de Rosario, Mónica Fein, y el gobernador santafesino, Antonio Bonfatti, dieron sus discursos de ocasión. Mientras disertaba la jefa municipal, las cámaras tomaron claramente la imagen de CFK hablándole a la militancia, situada a pocos metros. Una vez en la tarima, la mandataria se sumó a los cantitos que llegaban desde abajo. Con los ojos hinchados y la voz a punto de quebrarse, comenzó con un discurso en el que no sólo habló del tema ferroviario, sino que hizo énfasis en la cuestión energética con una miarada muy crítica sobre las empresas petroleras, una reflexión enérgica sobre el reclamo argentino por la soberanía de Malvinas, y también se refirió al problema del trabajo en negro como una de las tareas que quedan pendientes, y hasta realizó una tirada de orejas hacia adentro.
Justicia y memoria
“Yo quiero decirles a los 40 millones de argentinos, a los que me quieren y a los que no me quieren, que saben que voy a tomar las decisiones que sean necesarias una vez que la Justicia decida –se plantó Cristina, promediando el discurso–. Pero le pido algo encarecidamente a esta Justicia. La pericia para determinar los responsables directos e indirectos no puede durar más de 15 días. Los 40 millones de argentinos y las víctimas necesitan saber qué pasó y quién es el responsable. Lo que sí tendrá que haber es justicia, de una buena vez y para siempre.” Atrás, en el poblado palco codo a codo se ubicaban autoridades nacionales y provinciales, dirigentes políticos y sociales y militantes por los derechos humanos, legisladores y figuras de la cultura, y había dos ausencias notables. No participaron ni el ministro de Planificación, Julio De Vido, ni el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi.
También recordó a las víctimas de la tragedia del miércoles, nombrando varios casos como “el del hijo de Jesusa, de Esteban Echeverría”, el de “José, quien perdió a su mujer, madre de una hija de tres años, y quien debió enviar el cuerpo a Paraguay, donde la señora había nacido”, y el de “Francisco, un sereno de Merlo con siete hijos, que estuvo en terapia intensiva y luego en terapia intermedia, y se recupera”. Fue una forma de mostrar que había estado pendiente de la tragedia ferroviaria de Once. Y no dejó de mencionar a Lucas Menghini, cuyo rostro se volvió el más simbólico de los 51 que murieron, “a quien su madre buscó con empecinamiento aun cuando el juez había cerrado la búsqueda, con el empecinamiento de madres y padres que buscamos a nuestros hijos”, recordó la mandataria.
Ir por todo
Un rato antes había dejado caer otra definición: “Tenemos que volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina”, una deuda que el kirchnerismo había intentado saldar en otras ocasiones, sin éxito. “Todo cuesta, porque todo son trabas, todos son palos en la rueda por donde vayas, son muchos los intereses”, consideró. Pero pronto también explicó cómo todos los temas están estrechamente relacionados y era necesario una economía superavitaria para poder enfrentar las inversiones que requieren este tipo de proyectos sin endeudarse: “Toquemos y abordemos cada uno de los temas con seriedad y profundidad, si no hemos hecho más es porque no nos ha alcanzado la plata porque las cosas se hacen con recursos”.
También, aseguró, “faltan cosas en sectores clave de la economía, como la energía, en donde hicimos obras por más de 20 mil millones de dólares” y enumeró la finalización de Itaypú, Atucha 2 y otras ccentrales generadoras de electricidad. Pero, destacó haciendo una referencia crítica a las empresas petroleras: “no manejamos el combustible, no manejamos la generación”, por lo que se hace necesario importar por 10 mil millones de dólares. “El Belgrano Cargas, ese magnífico ferrocarril que vincula 14 provincias, sale 2700 millones de dólares”, graficó. Y destacó que, aun en este escenario, el país logró una balanza comercial en superávit, incrementó la producción de manufacturas con valor agregado y creció el consumo interno. Entre otras deudas pendientes, también mencionó que “todavía hay un tercio de argentinos que no está registrado” en su trabajo.
“Muchas veces para ir por todo es necesario que todos entiendan todo. A mí me pasó que cuando se dieron cuenta los que creyeron que iban a ser perjudicados, ya era demasiado tarde”, dijo, en referencia a lo que sucedió en 2008 cuando intentaron imponerse las retenciones móviles al agro. “Yo les pido a todos los argentinos, desde el lugar en que están, que miren un poco a su alrededor, la presencia del Estado –concluyó–. Defender el Estado es defender la bandera, si no qué corno es la bandera más que el Estado con todos los argentinos adentro.”
Fuente: Página 12