El 40mo. aniversario del golpe de Estado en Chile, que inauguró 17 años de dictadura pinochetista y determinó la muerte del derrocado presidente Salvador Allende, encontró aún divididos a los chilenos, en particular a la clase política, que decidió conmemorar la fecha con actos separados.
El presidente Sebastián Piñera, quien días atrás había invitado a dirigentes de la oposición a compartir un acto conmemorativo en La Moneda, se limitó a participar de una misa en la sede de gobierno, tras la que llamó a transitar el tiempo «no de olvidar, pero sí de superar los traumas del pasado».
«El mejor legado que podemos entregarles a nuestros hijos no es traspasarles esos odios y querellas, sino legarles un país reconciliado y en paz», consideró el mandatario, quien apuntó en especial a la dirigencia.
Piñera instó «a todos los chilenos» pero, en particular, a quienes tienen «responsabilidades especiales» como cargos electivos y, entre ellos, especialmente a los cuatro expresidentes, a preguntarse «¿qué es más importante, lo que pasó 40 años atrás o lo que juntos vamos a hacer en los próximos 40 años?».
El jefe del Estado invocó el perdón cristiano porque en «la inmensa mayoría de los chilenos existe el arrepentimiento, la voluntad de enmendar las conductas y el daño causado».
El recuerdo a Allende, derrocado por el golpe de Estado que lo llevó a suicidarse ese día en pleno ataque militar a La Moneda, fue el acto conmemorativo más numeroso y adonde concurrió la mayor parte de la oposición.
Miles de personas desfilaron desde temprano ante el monumento de Allende, en la Plaza de la Constitución, frente a La Moneda, donde imágenes del líder socialista en variados tamaños, fotografías de decenas de víctimas de la dictadura, banderas, lienzos y carteles reclamando justicia y otros soportes visuales, formaron parte del homenaje.
Allí, se congregaron militantes de organizaciones sociales, como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), la Guardia de Amigos Personales, los partidos Socialista y Comunista, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), de Ejecutados Políticos, que peregrinaron por calles aledañas hasta concluir con breves discursos a los pies del monumento.
La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, reseñó algunas de las políticas del gobierno de Allende y llamó a admitir «la necesidad de grandes reformas; no sólo una nueva Constitución, no sólo reforma tributaria, no sólo el derecho a educación, sino también el derecho a salud, a vivienda digna» y a que se reconozca «a la organización sindical como un actor cooperante» y «no como un enemigo».
El líder de la Anef, Raúl de la Puente, señaló que las organizaciones sindicales recuerdan a Allende como «un hombre consecuente, un hombre que dio la vida por la democracia, por Chile y por los trabajadores».
La presidenta de la AFDD, Lorena Pizarro, resaltó que el hecho de que «pese a que transcurrieron 40 años y los miles de intentos de terminar con el recuerdo, con la memoria, con el nunca más», los chilenos concurrieron hoy al acto para «seguir reclamando la verdad y la justicia».
Los breves discursos pronunciados ante la estatua de Allende reivindicaron su legado, las medidas de carácter social, su patriotismo y la defensa del Palacio de La Moneda, donde se quitó la vida para evitar caer en manos de los militares amotinados.
Decenas de coronas de flores fueron depositadas en la base de la estatua de más de tres metros de altura, obra del escultor Arturo Hevia, inaugurada en 2000 durante el gobierno de Ricardo Lagos.
En el Congreso, en Valparaíso, la Cámara de Diputados rindió honores a los tres diputados desparecidos o muertos durante la dictadura: el comunista Vicente Atencio, el socialista Carlos Lorca y el radical Gastón Lobos.
Más tarde, los presidentes del Senado, el demócrata cristiano Jorge Pizarro, y de Diputados, Edmundo Eluchans de la derechista Unión Demócrata Independiente, dieron una conferencia de prensa con motivo del aniversario.
«Todos fuimos responsables de lo que pasó en 1973» en cuanto al quiebre de la democracia, señaló Pizarro, e invitó a trabajar en conjunto sobre el compromiso de no interrumpir la vía democrática y no permitir nuevamente la violación a los derechos humanos.
Eluchans consideró, por su parte, que «la inexistencia de una visión común sobre las causas de la intervención militar y sobre las responsabilidades políticas previas y posteriores, no representa un impedimento para lograr construir un futuro común más tolerante y respetuoso de las ideas ajenas».
En este contexto, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, sostuvo que «ni el Poder Legislativo, ni el Judicial, ni las Fuerzas Armadas, ni el propio Ejecutivo tuvieron la grandeza necesaria como para dar cabal respuesta a la exigencia de la inmensa mayoría del pueblo: Verdad, Justicia y Reparación».
La familia Allende inauguró una exposición en la Fundación que lleva su nombre y luego se trasladó hasta el cementerio general donde descansan los restos del exmandatario.
La senadora socialista Isabel Allende, hija del exmandatario, enfatizó que «no hay nada que justifique haber hecho un golpe de Estado y mucho menos las violaciones a los derechos humanos», y agregó que las torturas, quemar viva a la gente, las violaciones y todo lo que conllevó las detenciones de personas son una «línea divisoria insalvable».
Sin embargo, rescató los debates que hubo en la sociedad en los últimos días sobre el golpe y la dictadura porque son «tremendamente enriquecedores para las nuevas generaciones porque están pegados a la realidad».
«Esto es necesario para que no ocurra nunca más; si no tienes memoria, si no quieres escuchar, mirar o conocer, es imposible que usted quiera actuar en el presente», concluyó.
Fuente: Télam