En clima vendimial, el debate sobre la pertinencia de continuar con la elección de las reinas volvió a resurgir en Mendoza, aunque sin muchos avances al respecto. En otras partes de Argentina, la discusión fue saldada: 36 ciudades ya dejaron de proclamar «soberanas» en distintas celebraciones tradicionales.
En 2011 y en el contexto de la ley 26.485 de Protección Integral hacia las mujeres se creó la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (Consavig). Este organismo se encarga de actuar en diversos ámbitos para garantizar los derechos de las mujeres, y una de las acciones impulsadas es el proyecto «Ciudades sin Reinas».
La coordinadora nacional de la Consavig, Perla Prigoshin, habló con Sitio Andino y explicó por qué este tipos de concursos son un claro ejemplo de violencia simbólica. «Hay que dejar de asociar exclusivamente violencia con el moretón, el golpe o el femicidio. Hay violencias que son previas a la violencia física o psicológica. Se van dando en lo cotidiano y van construyendo subjetividades, personas que integran la sociedad y que ven natural que las mujeres cobren un 26% menos que los varones por igual tarea, o que las mujeres exhiban sus pechos o sus trastes para vender un auto», señaló.
«Esto que parece tan ingenuo o poco peligroso, se trasunta en otras conductas que realmente perjudican la calidad de vida de las mujeres. Son violencias que no se ven con un moretón, pero van llenando de moretones la subjetividad», agregó.
El artículo 5 de la ley Ley 26.485 detalla que uno de los tipos de violencia contra las mujeres es la simbólica: «La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad».
En este sentido, Prigoshin explicó en qué consiste la iniciativa Ciudades sin Reinas: «Se origina en Chivilcoy, ya que fue la primera ciudad que eliminó los concursos de reinas y de belleza y los reemplazó por concursos en los que se tienen en cuenta otros valores, como la solidaridad y el trabajo comunitario; valores que pasen por el hacer de las personas, y no por el parecer; no por el aspecto, sino por las conductas».
Asimismo, aclaró que la Consavig no trabajó «de oficio» en estos casos. «La actividad surgió a iniciativa de personas que pedían la intervención de la Consavig. Nunca fuimos nosotros directamente. Fuimos propiciando algún proyecto de resolución en los consejos deliberantes, o hablando con las y los intendentes», resaltó.
En nuestra provincia, el antecedente proviene de San Rafael: en octubre de 2017, la Cámara de Turismo de ese municipio decidió terminar con la elección de la «reina» de esa actividad.
Fuente: Sitio Andino