> Calendario del Archivo de Noticias <

“Un regalo del cielo que me ha dado el tiempo”

WhatsApp
Facebook
Twitter
Imprimir

Luego de 75 años, el sábado 5 de febrero de 2011, volvió Carlos Alonso a Tunuyán, la tierra donde nació, exponiendo una serie de paisajes en el Centro de Exposiciones que lleva su nombre.

“Un regalo del cielo que me ha dado el tiempo”. Así me respondía el artista Carlos Alonso a cómo llamaría en pocas palabras, la etapa que está atravesando en su vida.
El maestro nació en 1.929 (un año antes del primer golpe militar, años más tarde otro golpe le costará el exilio y la desaparición de su hija). Cuando tenía 7 años, se fue con sus padres a la ciudad de Mendoza; tardó en volver lo que se tarda en dar una vuelta al mundo.

Con sus 82 años de vida notablemente muy bien llevados, ha recorrido gran parte del país y del mundo gracias a su talento. Consagrado uno de los artistas plásticos más notables en la Argentina, su sencillez y simpatía, demostradas con un estrechón de mano y una sonrisa, no le son detalles menores.

La pintura de Alonso no se comprende con facilidad, su riqueza reside en las continuas paradojas que plantea entre subjetividad y racionalidad, entre caos y orden, entre placer y disciplina. En la obra de Alonso están presentes, además, las heridas producidas por la dictadura militar, apostando por el compromiso político, sin descuidar el erotismo que se percibe en otra parte de su producción artística. (Yo no soy artista  plástico ni sé mucho sobre el tema, pero las obras que, al observarlas de cerca no eran más que manchas, al alejarme unos cuantos pasos, se transformaban en un hermoso paisaje).

En 1951 ganó el primer premio del Salón de Pintura de San Rafael (Mendoza), el del Salón del Norte (Santiago del Estero) y el de dibujo en el Salón del Norte (Tucumán). En 1957 fue el ganador del concurso convocado por la editorial Emecé para ilustrar la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y Martín Fierro (1959), y dos años después obtuvo el Premio Chantal del Salón de Acuarelistas y Grabadores de Buenos Aires. En 1963 se editan en la Unión Soviética unas tarjetas postales con imágenes de «El Quijote». Para las ilustraciones eligieron a Gustave Doré, Honoré Daumier, Pablo Picasso y Carlos Alonso. Y presentó unos 250 trabajos referidos a Dante y a la Divina Comedia.

Luego de investigar sobre la vida de Alonso y descubrir que realmente es un groso, me he sentido orgulloso, de que en mi lugar haya artistas tan admirables como él. Mi última pregunta al maestro fue referida a la literatura, ya que es parte importante de su vida y de sus obras. Le pregunté cómo se lleva con la literatura contemporánea. Me respondió que muy bien, que siempre lo ha hecho. “Estoy leyendo mucha autobiografía de artistas norteamericanos, estoy leyendo la autobiografía de Mark Rothko” afirmó y me despertó el interés en saber qué pasa por la mente de un grande.

Investigué la vida de Rothko, llena de contradicciones y paradojas. En definitiva yo fui a conocer un grande y gracias a Alonso conocí a dos. Al señor Carlos Alonso y Mark Rothko. Finalmente, un autógrafo le tenía que pedir, no son cosas que pasan todo los días.

 

Un comentario

  1. Un maestro, un reciliente, un ser humano excepcional que hace gala de la humildad de los grandes.Un ejemplo para los artistas más jóvenes o los que aun no lo son pero se inclinan por hacer del pincel y los colores su forma de expresión.
    Que venga más seguido, es un lujo sentirlo cerca y poder cruzar algunas palabras con él.

Los comentarios están cerrados.