A ocho años del fallecimiento de Maxi y Cynthya Pedrón, sus padres, familiares y amigos solicitan al Concejo Deliberante de Tunuyán que llamen a dos calle del departamento con los nombres de los hermanos en pos de mantener presente su recuerdo y de este modo rememorar la esencia y personalidad pura que los jóvenes transmitían. Asimismo el pedido aspira a valorar aquellos sueños de solidaridad por los cuales luchaban para que éstos sean ejemplo de vida para las nuevas generaciones.
En enero del 2003 un Neón conducido por Guillermo Yaciófanoel se cruzó de carril y chocó de frente al Fiat 147 en el que Maxi y Cynthya regresaban a casa. El tremendo impacto que esta persona ocasionó produjo el posterior vuelco de los vehículos terminando así con la vida de los adolescentes de tan sólo 20 y 19 años.
El accidente ocurrió frente al Club de Campo de Tunuyàn en una recta donde el Neón en su trayecto invadió la linea de marcha del menor de los rodados que era guiado por Maxi. Claramente las pericias denotaron la culpabilidad de Yaciófanoel y la justicia lo condenó en el 2007 a tres años de prisión en suspenso. Asimismo el conductor fue inhabilitado por 7 años a manejar cualquier tipo de vehículo.
Aquella madrugada trágica nunca será olvidada por quienes quisieron a estas brillantes personas. Del mismo modo nada borrará las cicatrices y el dolor de sus padres, Carlos y Eva. Sin embargo, admirablemente, ellos batallan en nombre de sus hijos que los llenaron de orgullo.
Es por esto que el matrimonio decidió solicitar a las autoridades de Tunuyán que nombren a una calle Maximiliano Pedron, y a otra Cynthya Pedron. En este marco los representantes del Concejo deberán evaluar a partir de reseñas escritas por quienes conocieron y compartieron anécdotas con estos hermanos, si aceptar o no tal pedido. El proyecto ingresó el pasado 13 de octubre y los padres esperan la pronta resolución.
Dichas reseñas resaltan cualidades de los chicos, reflejan la calidad de los mismos, son testimonio fiel de la inocencia y esperanza que los jóvenes mantenían. La iniciativa de Carlos y Eva fue expresada a los amigos de la vida quienes inmediatamente accedieron. Así Eva expresa que la conmueve leer líneas en la que testimonian que sus hijos deseaban servir a los carenciados; manifiesta que la emociona que muchas personas, por esto y mucho más, los consideren dos ángeles que el cielo necesitaba para cumplir su misión desde otro lugar.
Vale aclarar que esta nota lejos de las estructuras y toda convencionalidad, de la supuesta objetividad que los periodistas deben mostrar ante sus lectores, no lleva consigo tales elementos. Esta nota guarda, como quien creció al lado de Maxi y Cynthya, emoción, el anhelo de poder encontrarlos en algún camino de Tunuyán, el deseo de ver sus nombres en aquellas señales, de hallarlos nuevamente en la ciudad aunque sea consciente de que nadie más que el corazón pueda revivirlos.
Es por esto que comparto aquí mi escrito en el que mi memoria evoca a mis amigos de infancia, a quienes compartieron muchos veranos junto a mi hermana y a mí corriendo por la tranquilidad de aquel pueblo del departamento llamado Campo Los Andes:
Como dice el reconocido escritor Eduardo Galeano, “recordar es volver a pasar por el corazón” y generalmente, sólo recordamos lo que nos emocionó, lo que nos llegó al alma.
Ciertamente retroceder en el tiempo, a nuestras etapas de niñez y adolescencia, nos remontan a aquellos cabellos rubios, a los bellos ojos claros a través de los cuales se reflejaba vida, a sus enormes sonrisas, a Maxi y a Cynthya, dos personas que con su gran sencillez y simpatía dejaron su sello en lo más profundo de nuestro ser, en el alma.
Aún podemos ver nítidamente sus hermosos rostros iluminados, pero más aún, lejos de toda superficialidad, podemos sentir ese brillo que producían con sólo mirar, con cada gesto de amabilidad, compañerismo y respeto.
Hoy y siempre vuelven a nosotros el sonido de las carcajadas de Cynthya, “la China” como su mamá le decía. La gran defensora de los débiles al regresar a casa del colegio, protegiendo fielmente a su “manada”, resguardando a la más pequeña del grupo, quien a pesar de comenzar la guerra contra el vecino ella debía escudar porque ante todo, era su amiga.
Mientras tanto Maxi con la eterna serenidad que lo caracterizaba, paseaba por las calles en su bicicleta, como un lindo príncipito hacía a cientos de rosas suspirar pero él, frente a su enorme inocencia, mantenía su constante humildad, sabía desde pequeño que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Al crecer, en épocas de adolescencia, ellos mantenían su esplendor. Ella tan alegre y extrovertida, él un poco más tímido y reservado. Ambos llenos de proyectos, en busca de caminos que los condujeran hacia un futuro colmado de amor como el que siempre habían recibido de sus padres, Carlos y Eva.
Día a día demostraban que la vida es un tesoro lleno de diamantes, esas joyas representaban sus grandes pilares en los cuales se refugiaban. La amistad, la familia, el respeto, la salud, la honestidad y el amor enmarcaban cada paso que daban al andar.
Maxi y Cynthya evidenciaban que en lo sencillo se puede encontrar felicidad y diversión como en una mínima picardía o en significativo abrazo. Eran con sus cortas edades la prueba de que la juventud lucha por su porvenir más allá de cualquier adversidad que se presenta en este sistema colmado de incertidumbres.
Indudablemente a través de este escrito, de la simple combinación de palabras, no se alcanza a describir seres maravillosos como fueron estas dos personitas. Sin embargo, entre líneas puede leerse lo que dicta el alma.
Quizás el destino nos encuentre alguna vez jugando a las escondidas en los estrellados campos de Tunuyán, pero hasta entonces, sólo queda en el presente lo que llegó en cada momento compartido al corazón, lo que de ellos nos hizo reír o llorar, lo que de los preciosos hermanos nos conmovió.
A pesar del tiempo que pasó desde aquel desolado día, cumpliendo su fiel tarea de pasar envejeciéndolo todo, mantenemos viva su presencia convencidos de que desde sus estrellas nos estiran sus manos y nos elevan cuando nos sentimos caer, están presentes en cada momento en el que en silencio anhelamos volver a compartir aunque sea un instante con ellos, están entre nosotros porque como expresa el maestro Galeano, “recordar es volver a vivir”.
5 comentarios
Eva y Carlos, realmente siento mucho la perdida de sus niños, tengo algunos recuerdos guardados de mi infancia compartida con ellos, realmente me costo mucho asimilar lo que habia pasado, hace un año y medio volvi a pasar por
Campo despues de 18 años y lo primero que busque fue saber si era cierto lo que un dia escuche, de todas maneras dude. Hoy encuentro este articulo y se que en verdad paso, me emocione al leerlo y pedi por ustedes los padres para que puedan sobrellevar con la mayor entereza posible lo que les ha pasado. Me conmueve muchisimo pensar en la lucha que mantienen y quiero que sepan que los acompaño de corazon, estoy presente por ellos y por ustedes, un abrazo grande! Sigan luchando, desde aca todo mi apoyo. Un beso.
«RECORDAR ES VOLVER A PASAR POR EL CORAZÓN» que palabras ?? una familia destruida por una desgracia que ocurrió por causas que no queremos cuestionar, la justicia de los hombres y también la divina lo harán en su momento, pero sí dejemos claro, que aquel que transite esa calle y quiera conocer la historia de ella, al saber los acontecimientos de los hechos, sabrá valorar a los ciudadanos del Departamento de Tunuyán, que «Recuerdan» a DOS ÁNGELES que dejaron destrozados a los corazones de la gente que los conocía.
Lamento la tragedia….y todo lo que paso….estamos en un pais donde la hay democracia….y tengo derecho a hacer este comentario……»NO ESTOY PARA NADA DE ACUERDO CON EL NOMBRAMIENTO DE DOS CALLES CON EL NOMBRE DE ESTAS PERSONAS…» pero si que se haga justicia..
LUCAS:
NO LE PUSIERON EL NOMBRE A UNA CALLE POR LA TRAGEDIA A «ESTAS PERSONAS» COMO LE LLAMAS, PORQUE SEGURAMENTE NUNCA CONOCISTE EL VALOR HUMANO QUE TENIAN EN SU CORTA VIDAS.
Carlos y Eva quiero decirles que nosotros lo sentimos mucho y acompañanos su perdida con gran dolor, a pesar de
haber conocido solo de paso a los nenes y a vos carlos de toda una vida, pero solo los que tienen una perdida importante en su vida. Aprecian y sienten el dolor ajeno como propio, SIGAN ADELANTE CON EL PROYECTO , que nada los detenga, hagan el esfuerzo y lo necesario para que la SOCIEDAD castigue a los CUMPABLES, que deben ser varios, a pesar del tiempo y que creemos de QUE con ESTE proyecto concretado, sera un castigo moral para el o los cumpables que se encuentran LIBRES y divagando por las calles TUNUYAN. Que al pasar por las calles con el nombre de MAXI y CYNTHYA. La gente AMIGA y la SOCIEDAD de TUNUYAN, los mantenga SIEMPRE PRESENTES Y CON NOSOTROS.
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