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“¿Y ahora qué?”

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Por Juan Jofré

Luego del aplastante triunfo del Frente parala Victoria se presenta un panorama político nunca antes visto en el país: un gobierno con alto porcentaje de apoyo y una oposición prácticamente deshilachada y en dos polos.

Cristina tuvo durante su gobierno altibajos importantes, pasando una gran tormenta con destino destituyente de parte de los conservadores ayudados por sectores políticos que no pudieron hacer más que eso.

Recibió el bastón de mando de manos de su esposo, y cuando todos señalaban que ella era un simple títere, demostró la capacidad de conducir su movimiento con presencia y liderazgo, generando cambios profundos en lo social y económico, al mismo tiempo que fue conquistando votos y adhesiones nuevas a base de logros, estabilidad y errores ajenos.

Aún en épocas duras de crisis mundial, nunca decidió por el ajuste, palabra que tanto nos suena y duele a los que tenemos memoria. Y aún en épocas de poco apoyo popular a su gestión no dejó de enfrentar a grupos económicos privilegiados, porque no solo continuó con las gestiones anteriores que fueron en contra de los capitales especulativos, sino que durante su gobierno se lograron, entre otras cosas,la AsignaciónUniversalpor Hijo yla Leyde Medios. Esto es lo que enamora a sus militantes y los llena de orgullo y ganas de defender el “modelo” y cantar el “nunca menos”, pero algunas de estas medidas son resistidas por parte de algunos que, incluso, la votaron. Quiero decir con esto, que no todos los votos son de militantes y convencidos, y que el apoyo popular es siempre dinámico. Esto lo saben todos los que hacen política. Cristina tratará de sostenerlo, y los que no ganaron tratarán de que ese apoyo se vaya inclinando para sus respectivos lados. Eso me lleva a pensar: ¿Qué país se viene?

Un país con toda la potencia de sentirse en un buen momento, con crecimiento y disminución de sus grandes problemas, pero un país en el que no todos tiramos para el mismo lado. El llamado a la unidad que hace la reelecta presidenta, es un pedido para atenuar estas diferencias, que ojalá se concrete.

Esas diferencias serán comandadas en la izquierda por Binner, si es que logra la unión de las izquierdas o por lo menos mantener el apoyo de los “progresistas” que lo han votado. Usos las comillas, porque tal como no son de militantes convencidos todos los votos de Cristina, de igual manera no son de progresistas muchos de los votos de Binner. Habrá que ver si Pino Solanas vuelve al ruedo, y ver que hacen Altamira y Castillo, que probablemente vuelvan a aparecer para hacer denuncias rimbombantes antes de las próximas elecciones.

La derecha, aparentemente ha perdido mucho terreno (quien escribe desea con el alma que así sea), pero nunca les ha preocupado mucho no tener apoyo en las urnas, porque lo consiguen en sus canales de televisión, embajadas extranjeras y regimientos, quienes también hoy pierden credibilidad  y poder real. El posible conductor de estos sectores parece que va a ser Macri, con Alfonsín, Duhalde, Carrió y De Narváez escondidos tras las cortinas.

Cristina tendrá que ir armando la agenda de las futuras profundizaciones, trazando en el mapa los posibles aliados para cada uno de los temas, y analizando las fuerzas de los adversarios para calcular las energías necesarias en cada caso. Al mismo tiempo tendrá que ir potenciando a sus sucesores y generando los espacios para que éstos se muestren. Pero no podrá descuidarse. Viniendo desde el peronismo sabe que sus adversarios pueden surgir de sus propias faldas, al estilo Cobos.

Se vienen discusiones en pos de distribuir riquezas, industrializar la patria, desarmar las estructuras de privilegios, ordenar el crecimiento, reconstruir el tejido social, y otras. De la derecha ya sabemos y habrá que esperar que se opongan a todos los cambios venideros. Tendremos nuevas operaciones mediáticas y quizás (ojalá no), algún nuevo intento destituyente. De las izquierdas se espera que aporten su mirada a la discusión y acompañen los cambios que beneficien a las mayorías.

Dependerá en gran parte de que las cámaras de televisión y los grandes grupos concentrados de la economía no logren tentar a Binner y lo desvíen de sus objetivos. Habrá que ver que posturas toma en los debates sobre tierras, y sistema financiero, por tomar algún ejemplo.

Dependerá el futuro también del replanteo del  radicalismo, que tendrá que buscar puertas adentro las nuevas respuestas que le ofrecerá a la sociedad. Claro ha quedado, y tendrán que verlo los radicales, que la ciudadanía quiere definiciones claras, posturas, políticas, decisiones. Ya no les sirve el estilo Cobos, y tendrán necesariamente que reconstruirse si no quieren desaparecer.

Algo más. Para los que todavía se expresan con un “qué pueblo ignorante”, “yo no entiendo a la gente” o cosas por el estilo, les quisiera acercar un consejito: si no entienden cómo piensa, siente y vota el pueblo, el problema no es del pueblo sino del que no lo entiende. Si usted está entre esos, pruebe con convertir en pregunta sus afirmaciones y verdades, es un ejercicio que sirve de mucho; si usted repite “son todos unos vagos ignorantes”, haga el ejercicio y transfórmelo en pregunta: ¿Son todos unos vagos ignorantes? Y con humildad, empiece a leer, a buscar información y a escuchar distintas voces.

Para cerrar, festejo más democracia y les convido del deseo de quien escribe para que el futuro nos depare una mejor relación entre representantes y representados, con mayores niveles de participación, discusión y compromiso.