Aranceles al acero y al aluminio: se demora la definición de Trump por el apoyo de Alberto a Evo

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Ante la decisión del gobierno peronista de consentir la actividad política en Argentina del ex Presidente boliviano, la administración republicana postergó la negociación sobre los eventuales impuestos que se podrían aplicar a estos bienes que importa Estados Unidos.

Donald Trump aún no abrió una nueva instancia de negociación con la Casa Rosada para terminar con los efectos geopolíticos de su último tuit contra las exportaciones nacionales de aluminio y acero que se envían a territorio americano.

El pasado dos de diciembre, Trump anunció la imposición de aranceles al acero y el aluminio alegando la devaluación del peso. La decisión político-económica incluyó a Brasil, pese a su cercanía extrema con Washington. Fue una amenaza que aún no se ejecutó, pero que en el caso argentino todavía está vigente.

“Brasil y Argentina han estado presidiendo una devaluación masiva de sus monedas, lo cual no es bueno para nuestros agricultores. Por lo tanto, con vigencia inmediata, restableceré las Tarifas de todo el Acero y Aluminio que se envíen a los Estados Unidos desde esos países”, escribió Trump en su cuenta de Twitter, cuando Mauricio Macri terminaba su mandato y Alberto Fernández estaba cerca de la asunción.

Trump está molesto por las incursiones políticas de Evo Morales en la Argentina, y por lo menos aguardará hasta fines de enero para habilitar una instancia de conciliación diplomática entre sus intereses estratégicos en Bolivia y la decisión del gobierno peronista de apoyar la campaña electoral del líder cocalero.

Este tuit de Morales anunciando la convención del MAS en Buenos Aires para designar a su candidato presidente, fue el punto de inflexión de la Casa Blanca para postergar el inicio de las conversaciones destinadas a concluir con la amenaza de colocar aranceles a las exportaciones de acero y aluminio hacia los Estados Unidos.

El Presidente ha sostenido en muchísimas oportunidades que necesita la llegada de dólares desde el exterior para atenuar los efectos macroeconómicos del plan de ajuste que Mauricio Macri cerró con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Si Alberto Fernández no logra que la administración americana cese la amenaza de imponer aranceles, se podrían perder los millones de dólares que deberían llegar por las exportaciones del acero y el aluminio a los Estados Unidos.

Antes que Evo Morales anunciara su convención partidaria en Buenos Aires, Trump había ordenado un movimiento diplomático para alertar a Balcarce 50 sobre el malestar que le provocaba las constantes incursiones políticas de Evo Morales en Buenos Aires. La jugada se coronó en un cónclave que protagonizaron Felipe Solá -canciller-, Gustavo Béliz -secretario de Asuntos Estratégicos- y Jorge Arguello, próximo embajador argentino en Estados Unidos.

Mary Kay Carlson y Chris Andino, consejeros de la embajada americana en la Argentina, explicaron a Solá, Béliz y Argüello que la Casa Blanca no compartía las facilidades que concedía Alberto Fernández al ex Presidente boliviano. Y para que no hubieran dudas acerca de la posición de Trump al respecto, un vocero del Departamento de Estado envió el siguiente chat:

“Sobre el tema de Evo Morales, hacemos un llamado a la Argentina para que sea un buen vecino al apoyar la democracia boliviana y llamamos a la administración de Alberto Fernández a trabajar para garantizar que Morales no abuse de su estatus en Argentina”, aseguraron en Washington antes que se concretara la reunión entre el gobierno y los diplomáticos americanos.

Alberto Fernández, Felipe Solá y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, sostuvieron en los medios de comunicación que no harían nada para satisfacer los reclamos de la Casa Blanca. Al contrario, el presiente y sus ministros ratificaron su voluntad política de permitir que Evo Morales continuara con su campaña electoral en la Argentina.

La predisposición de Alberto Fernández de apoyar al líder cocalero ya causó que la Casa Blanca postergará la audiencia formal que había fijado en enero para recibir las cartas credenciales de Jorge Argüello. Esta demora deliberada -que se camufló detrás de “la complicada agenda de Trump”- provocó un inesperado efecto colateral: como Argüello aún no es oficialmente embajador, la visita presidencial prevista para febrero fue postergada hasta nuevo aviso.

Pero las sanciones burocráticas no terminaron en la postergación de la audiencia de Arguello con Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca. Wilbur Ross, titular del Departamento de Comercio, suspendió las reuniones con los funcionarios de la Cancillería argentina previstas para negociar la cancelación de la amenaza de imponer aranceles a las exportaciones de acero y aluminio.

La administración republicana no moverá hasta que Evo Morales realice su convención partidaria en Buenos Aires, y días más tarde, presente su informe de gestión presidencial. En este contexto, la mesa de negociación sobre el acero y el aluminio se abriría a principios de febrero, sino no media un evento extraordinario que modifique las decisiones ya tomadas por orden de Trump.

Fuente: Infobae

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