Alberto Fernández llegó a Israel tras veinte horas de viaje para honrar a las víctimas del Holocausto

El presidente arribó minutos antes de la 9 de la mañana. Estará 50 horas en Jerusalén para cumplir una apretada agenda que incluye la cena de Estado, la ceremonia internacional para recordar a los judíos asesinados en la Shoa y los encuentros protocolares con el premier israelí, el presidente ruso y el líder francés.

Tras veinte horas de vuelo, 12 selfies con la tripulación y
los pasajeros, y una larga charla con Axel Kicillof cuando el avión de Alitalia
sobrevolaba África, Alberto Fernández llegó a Israel minutos antes de las
9 de la mañana para participar de la conmemoración del Día Internacional del
Holocausto y mantener reuniones con Benjamín Netanyahu, Vladimir Putin,
Emmanuel Macron y Reuven Rivlin.

El viaje fue tranquilo con excepción de algunos vaivenes que
sufrió la aeronave cuando cruzaba el Océano Atlántico. La delegación presidencial,
integrada por la primera dama Fabiola Yañez, el canciller Felipe Solá, el
gobernador bonaerense Axel Kicillof, el secretario de Asuntos Estratégicos,
Gustavo Beliz, el diputado nacional Eduardo Valdez y el vocero Juan Pablo
Biondi, aprovechó las horas muertas para leer, ver viejas películas del
cine italiano, un hit de Hollywood que protagoniza Brad Pitt e intercambiar
chismes de palacio.

Los datos más comentados en la cabina de business fueron la
conferencia de prensa del ministro Martín Guzman, la estrategia oficial del
gobierno para aprobar sin obstáculos la ley de Renegociación de Deuda Externa
que se tratará en Diputados y la posibilidad de enfrentar un “default
selectivo” en los bonos de la provincia de Buenos Aires.

A Axel Kicillof, arquitecto político de la estrategia
financiera que pospone el pago de un porcentaje del capital hasta mayo, se
lo veía calmo y distendido. El gobernador tuvo tiempo de recordar viejas
anécdotas del Nacional Buenos Aires junto al presidente y una señora mayor que
conocía casi todos los secretos del Colegio ubicado a pocas cuadras de la Casa
Rosada.

Pocos minutos después de la medianoche -hora del norte de
África-, y cuando ya habían pasado los snacks de queso Gruyere, dulce de
membrillo y castañas de Cajú, Juan Pablo Biondi recuperó internet en su
celular y accedió a la centena de mensajes que se habían apiñado en su
WhatsApp. El vocero presidencial revisó uno a uno sus mensajes y confirmó
a Infobae que habría audiencia oficial entre Alberto Fernández y el
premier israelí.

“Se ven el viernes a las 11 de la mañana, en el despacho de
Netanyahu”, dijo Biondi con una sonrisa amplia que compensaba sus ojos
achinados por el sueño y el jet lag.

El presidente y su comitiva se alojan en el King David, un
legendario hotel de Jerusalén que en su momento fue el cuartel general de las
tropas inglesas. Hacia fines de julio de 1946, la organización judía Irgún perpetró
un ataque que causó más de 90 muertos. Fue la réplica trágica y asimétrica a la
operación británica Agatha, que detuvo a miles de judíos que regresaban a su
tierra para pelear por la creación del Estado de Israel.

A las 18:30 (cuatro horas menos en la Argentina), Alberto
Fernández abandonará el King David y partirá hasta la residencia de Reuven
Rivlin, presidente de Israel. En la residencia se ofrecerá una cena de
Estado que el presidente argentino compartirá con Macron, Putin y el Rey Felipe
VI, entre otros invitados especiales, si es que arribaron a Jerusalén.

Alberto Fernández deseaba encontrarse con Netanyahu, Putin y
Macron. El presidente ya confirmó la bilateral con Netanyahu, es muy probable
que mañana tome contacto con el presidente ruso y no se descarta en la
delegación oficial que se corone la reunión con Macron. Sería un buen
resultado diplomático, si se considera que hasta la semana pasada, Alberto
Fernández había delegado en Solá este viaje histórico a Medio Oriente.

Fuente: Infobae