A sus 74 años Chiquita sigue cuidando su viña: una historia de sacrificios que se transforma en vino
Por Estefanía Tello
Actualmente, vende su producción a una reconocida bodega del Valle de Uco.
Este 1 de febrero se celebró el Día del Trabajador Vitivinícola en Argentina; una fecha para conmemorar el trabajo de todas aquellas personas protagonistas en el arduo proceso de la elaboración del vino, nuestra bebida nacional.
La fecha se estableció en la Convención Colectiva de Trabajo, celebrada en Buenos Aires el 27 de junio de 1975. Más tarde, en 1991 en el departamento de San Rafael, se firmó el acta acuerdo para establecer formalmente la efeméride y declarar feriado para todo el personal comprendido en la actividad.
Siempre se dice que la tarea del trabajador vitivinícola debería ser más valorada, ya que se deja mucho esfuerzo y sacrifico en la tierra, así haga mucho calor o frío.
Un ejemplo de abnegación, perseverancia y tezón es el matrimonio Antoñanza de San Carlos. María Cristina de 74 años y Francisco de 83, que hace 21 años atrás tomaron la decisión de comenzar a trabajar su viña por cuenta propia y con el tiempo han sabido sostenerse a “puro pulmón”.
El Cuco Digital entrevistó a María Cristina, más conocida como “Chiquita”, quien contó cómo empezó este proyecto, cuáles han sido los desafíos que han tenido que superar y cuáles son los sueños que continúan persiguiendo.
-Chiquita, cuéntenos ¿cómo comenzó este proyecto de empezar a trabajar la viña y dónde está ubicada la finca a la cual le han dedicado tantos años?
Hace 21 años mi esposo decidió comenzar a trabajar la viña en una finca que tenemos ubicada en frente del INTA de La Consulta, en la ruta 40 vieja y Ciro Guiñazu. Y si yo les cuento cómo se hizo esa viña, ustedes no me lo van a creer; fue a puro pulmón. Primero mi esposo puso unos álamos, hizo el barbecho y tuvo la gran idea de poner uva malbec; luego alquilamos una parte de la tierra porque nos hacíamos cargo de una panadería que teníamos. Nos levantábamos a las 4 de la mañana, él me ayudaba a envasar el pan y después se iba en bicicleta 7 kilómetros para trabajar ese pedacito de viña que había decidido plantar. El tiempo pasó, y como tuvo suerte en una venta de cebolla que había producido, plantó el primer cuartel de barbecho con sus propios palos que cortó y sulfató. En realidad hizo todo, por eso le digo que fue todo a pulmón, y ahí empezamos. Al siguiente año, plantamos otro cuartel y ahora tenemos cuatro hectáreas y media.
-¿Su esposo continúa trabajando en la viña?
Ahora ya no puede, está delicado de salud así que sigo llevando todo adelante yo.
-¿Qué hacen con la producción de uva?
Se la vendemos a Catena Zapata, una reconocida bodega del Valle de Uco.
-Tengo entendido que siempre busca seguirse capacitando…
Sí, yo formo parte de un grupo llamado Mujeres de la Viña, donde elaboramos vino, nos capacitamos y estamos siempre instruyéndonos. Además, yo siempre voy haciendo diferentes preguntas en el INTA porque ellos son mi guía; hace varios años que me hago cargo yo de la finquita.
-¿Con quién realiza el trabajo vitivinícola?
Mi hijo me ayuda cuando tiene tiempo. Pero además tenemos un chico que nos hace trabajos al tanto, como le dicen. Yo quise ponerme atar pero la cintura no me da (risas).
-¿Hay un día que pase sin ir a la finca?
No, no, todos los días voy a ver a la finca. Vivimos en el barrio Integración y viajo para ver cómo va todo. Hay que cuidar y estar atentos, es un trabajo constante.
-Chiquita ¿cuáles son los desafíos del trabajador agrícola?
Siempre los desafíos son económicos. Se trabaja mucho y no alcanza. Andamos siempre con lo justo porque se paga poco.
-¿Hay algún sueño que le gustaría alcanzar?
Si bien vender en la bodega es un sueño por así decirlo, el mayor anhelo es seguir haciendo un poco de vino propio y no abandonar para que siempre podamos ver los resultados del trabajo. Es decir, mi sueño es seguir adelante hasta que me den las fuerzas, sobre todo porque mi vida es un poco de loco, tengo que atender a mi marido que tiene Alzheimer y atender la viña, lo que es todo un desafío.